domingo, noviembre 28, 2004

BAJO EL ASEDIO DE LOS SIGNOS

Así se tituló el Segundo Encuentro de Escritores Sonorenses realizado el fin de semana en Ciudad Obregón, Sonora. Fuimos un grupo de camaradas de Letras en el batimóvil porque no hubo institución que se apiadara de nuestras ganas de participar. Como siempre, la reunión sirvió de pretexto para conocer gente, intercambiar mentiras y ficciones, tomar cerveza y reirnos hasta que nos dolió la dilatada musculatura abdominal. Es extraño que en un encuentro de escribidores se disponga como allá de tanta cerveza Negra Modelo, pero, justo es decirlo, no nos encontrábamos muy lejos de la cervecería donde la frabrican, de manera que en sabor y consistencia teníamos un producto recién hecho. Los que aquí escriben siempre te recomiendan una verdad probada: a cualquier lugar que vayas, consume cerveza local, es mejor.
Mara Romero y Juan Manz, poetas de aquella ciudad, se multiplicaron para poner las cosas de modo y tener contentos a los huéspedes. Lo lograron con creces y desde la resaca del regreso les enviamos un recimo de muchas gracias. Allá conocimos también a malhablado y buenísima onda Ramón Íñiguez, el mero mero de la Biblioteca Pública de Ciudad Obregón, en cuyo auditorio se llevó a cabo el despapaye escritural; por cierto que nos obsequió su obra más reciente: El corazón del paraíso; también gracias.
El sábado le tocó leer al Humphrey y se aventó un aburridísimo cuento de romanos; aunque vale aclarar que desde un principio explicó que su obra tiene un marcado compromiso social ya que sus textos guardan una utilidad adicional: sirven de poderoso linimento para quienes padecen insomnio. Según su propia opinión, medio cuento puede espantar toda reticencia e introducirte en un sueño profundo, aunque, señaló, no se hace responsable de las pesadillas que pudiera alimentar.
Se hicieron ojo de hormiga para faltar a clases e ir al encuentro Ismael Serna, Humberto Limón, Alán Quintero, el gigantesco Lupus, todos leyendo poesía, así como los profes Fortino Corral, Martín Piña y Pancho González, además del maese Raúl Acevedo, encargado de editar todo lo que publica la Unison y principal sospechoso de llevar a cabo "Las Horas de Junio", otra famosa reunión de tundemáquinas y castigadores de la sintaxis y la cheve. Todos los antes señalados, a excepción del ticher González que no pudo ir al convivio, bebieron cerveza con una elegancia que no se veía desde los concursos que organizó la Budweiser en 1970 a las afueras de Milwakee y que fueron descontinuadas por razones que no son del todo claras.
El evento sirvió para reunir a escritores que desde sus respectivas esperanzas se afanan por desplegar sus afanes literarios y establecer lazos que pueden servir de algo, por ejemplo, para discutir acaloradamente, como ocurrió al final de algunas de las mesas de trabajo en que público y escribidores querían encontrar la cuadratura del círculo y desentrañar las enigmáticas motivaciones del que escribe. (Humphrey dijo que en ocasiones también hay que desentrañar lo que escriben).

1 comentario:

enigmas PRESS / Gandica dijo...

Nota al margen: Hola Nacho, no me habìa dado cuenta pero sí tienes el permalink activado...

es este (#) en (# posted by nacho @ 6:26 PM 0 comments), si pones el curso en el # te sale algo que dice permalink.
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De todas maneras en esta dirección descubrí que tiene otras funciones muy interesantes, aunque yo no me he metido de lleno en este asunto.
http://help.blogger.com/bin/answer.py?answer=734

saludos y eso de la cerveza negra se me hizo la boca agua...