lunes, noviembre 22, 2004

LA PENA DE MUERTE

En el rincón, esposado
Sobre una banca de fierro
La vista clavada al suelo
Como animal enjaulado
Sin más ánimo evidente
Que posar la mente en blanco
Y eludir el desencanto
Que la culpa le devuelve
Se mira el joven nervioso
Al acercarse el tormento
en que el último momento
Será su primer reposo.

El segundero batiente
Del reloj marca la hora
Avanzando sin demora
A la hora de la muerte;
Y en la siniestra crujía
De la habitación contigua
Una silla muy antigua
De madera y celosía
De correas poderosas
Y de cables de energía
Aguarda con la esperanza
De reparar a las víctimas:
Una especie de venganza
Con máscara de justicia.

Sólo un grito el penitente
Pudo exhalar en la silla
La descarga destructiva
cegó el pecado latente.

En los patios y en la calle,
Entre gritos de la gente,
Que con voces estridentes.
Justifica el veredicto
Llora, viéndole inocente
La madre de aquel convicto.

1 comentario:

Andrés dijo...

Y hay gente en México que quiere copiarle a los gringos esta faceta tan medieval? Hace dos días al ver la película de Monster's Ball discutía yo con dos personas que apoyaban esta forma de venganza estatal, con máscara de justicia como bien dices.

Me gustó mucho tu poema