TESTIGO

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Ahí se está entre las varas desnudas de dos árboles arcaicos, encima de los cables, observando a los que pasan. Nostálgico de serenatas, cínico frente a los titulares matutinos y estoico bajo las tormentas de verano, su barandal caprichoso y elocuente, recargado sobre sí mismo, marchito de óxido de lluvia, de excremento de palomas egoístas y de baba calcárea de caracoles, parece anhelar un cigarrillo.

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___Ahí se está, sobre las baldosas incoloras de la casona vieja y arrumbada. La bugambilia escala las paredes, solidaria, tendiendo un puente de vida a los muro roñosos de pintura. Abajo, un hombre hace malabares con un café con leche mientras el ladrón repasa planes en la esquina con su cómplice nervioso. Todo lo ve. Es media mañana, a plena luz del día, junto al teléfono averiado, una pareja de estudiantes detiene los relojes con un beso; otros persiguen un empleo.

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___A paso lento, la mujer de larga biografía avanza sobre la acera. El camión urbano se aproxima, hay cantos matutinos de claxon y cornetas palpitando en el confuso compás de pisadas y motores. Deja las bolsas de verduras en el piso, corren los ladrones en suspenso, gira la llave el picaporte, frena el autobús urbano a unos metros, los novios se desprenden de sus labios, es un segundo, un parpadeo.

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___Ahora la mujer yace en el piso. El camión ha recogido a la pareja. Callado lo ve todo. Observa a los ladrones a lo lejos. Llevan un monedero, y ahí unas fotos, un milagrito de oro leve, un pintalabios desgastado, allá van, el plan ha funcionado. Se abre otro capítulo en la larga biografía, uno de los últimos, tal vez.

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___Es el balcón que mira resignado desde la densa placidez de sus cien años.

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(Esto era un poema que se convirtió en ficción breve, metamorfosis le llaman a eso, ocurre sin anunciarse).

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