A LA MÚSICA

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___Mi corazón debe estarse petrificando pues no sentí el menor remordimiento cuando el vendedor de instrumentos musicales se llevó el piano, un teclado electrónico Casio en muy buen estado y la guitarra Ovation con la que tenía no menos de 15 años tocando nostalgias. Nos quedamos con únicamente un teclado y la vieja armónica Honher en sol mayor. El piano ocupaba demasiado espacio y ya se utilizaba únicamente en las pachangas, así que su ausencia cierra una página. Por otro lado, pronto estrenaremos una guitarra española que vendrá a sustituir a la Valenciana que (lo contamos aquí) tuvo una muerte intantánea por traumatismo craneano hace unos meses.

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___La música ha sido un aderezo fundamental en la semi armonía que han tejido las relaciones familiares por aquí, pero, más allá, la música es una de las pocas cosas que hacen mantener a flote mi optimismo en toda circunstancia, aún en las peores. Amo la música profundamente aunque en ocasiones he cometido el error de considerarla un hobby. Lejos de modas e influencias, la música ha significado una ventana para mi espíritu, un medio capaz de apartarme del resto del mundo y brindarme la oportunidad de reconocerme. La música es para mí el arte más sofisticado que se ha creado en este Universo. And die musik de Schubert es una oda a esta manifestación que llevo como un fetiche tatuado en la memoria y, vamos, que mi memoria es breve, como la mitad de una vida.

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___Bueno, hablando de recuerdos, ayer se cumplieron 22 años de la muerte de mi madre y en septiembre mi abuelo cumpliría 100 años. Música de Vivaldi para ellos.

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