lunes, septiembre 04, 2006

PRINCIPIO Y PROPÓSITO
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___Quién le otorgó a la especie humana el derecho de erigirse como depositaria de la "creación" es algo que pudiéramos atribuir a las religiones ancestrales: a los los egipcios o a los griegos; quizá, a los mayas, por qué no. El misterio no está resuelto.
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___De cualquier forma, fueron los griegos, especialmente Sócrates, Platón y los grandes dramaturgos clásicos de la época, quienes proclamaron la muerte de los Dioses, esa muerte lenta pero inevitable. Sócrates enterró a Zeus, lo asesinó arteramente; la muerte del Dios no se compara con la mórbida condena del filósofo envenenado con cicuta. El raciocinio, la lógica, el universo de la escritura y la estética venía a suplantar el designio divino. Aquellas figuras creadas por el mito, el miedo y la autoconsolación eran ahora condenadas a fenecer en el baul de la tradición, de la leyenda.
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___Esa fue la gran crisis del pensamiento. Al menos de la que tenemos constancia, testimonio escrito. La encontramos ceñida en los diálogos socráticos y en las grandes tragedias puestas en escena cinco siglos antes del advenimiento de Jesucristo.
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___Vendrán nuevas revoluciones, otros alcances, grandes descubrimientos: el ser humano se concebirá como el usufructo último de la creación, de la evolución, del ser, de la materia, y hay algo de razón en ese misterio. Sin embargo, la especie emula a Zeus, a la antigua divinidad primitiva, a Viracocha, a Gea y Cronos, a Huitzilopoztli, cuando se autoproclama vindicadora de la creación. ¿Dé dónde hemos sacado que evitaremos la extinción de las especies?, ¿cómo hemos llegado a cubrirnos de tan colosal soberbia al pretender que el destino del Universo depende de nosotros, viles mortales?
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___He ahí el dilema.
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3 comentarios:

Manuel dijo...

Vendrán nuevas instituciones grandes subsidios y al diablo, salve oh peje

¿Que podemos hacer nosotros, viles mortales, contra los designios de la masa? Plantarnos en la plaza publica o ponernos a trabajar...
He ahí la contradicción

Suerte México

Caosmico dijo...

Kokoro koso
Kokoro mayowasu
Kokoro nare;
Kokoro ni,
Kokoro,
Kokoro yurusu na.


¡Oh! Mente no te dejes engañar por la mente.

Somos polvo y basura molesta entre la basura de la basura de una insignificante parte de la más pequeña partícula de polvo de la pequeñísima sección de una pequeña parte de un pequeño segmento de un insignificante fragmento de CASI todo (un poquito de ese todo). Vivamos intensamente, ¿gustan?

A publicar en El Espacio y la Industria

nacho dijo...

Manuel: No sé realmente qué podemos hacer, al menos tomar conciencia de los intereses detrás de los políticos, saber quién es el dueño del perro. Je.

Caósmico... ya había leído este poema japonés en tu blog... saludos.