Y NOS DIERON LAS DIEZ Y LAS ONCE...

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___Regresamos del viaje a Tucson con una enorme sonrisa sobre el pan molido que eran nuestros cuerpos. Fue diversión sobre cansancio. En Nogales, Arizona, nuestros amigos, mexicanos todos de origen, esperaban la noche del "grito" con una disfrutable variedad de antojitos. En cuanto llegamos, encendí los sensores gustativos y me parapeté detrás del platón de los chicharrones en salsa verde, mis favoritos. La cerveza jugaba competencias con el tequila y gritaba ay ay ay! al primer descorche, mientras la guitarra recordaba canciones de su tierra, ese mundo raro que nos dejó José Alfredo. Fue desvelada una, y la otra también, y en medio de todo, boda, cánticos sacros y profanos; en la víspera, la locura de las compras, la persecusión de ofertas y el asalto de los precios. Al final la cruda de la tarjeta de crédito y el regreso sin gloria bajo el amparo santo de la resaca.

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___Fin de semana, puente patrio, alarido, arrebato, excesos, kilómetros interminables de charla y amigos. Retorno inevitable a los orígenes.

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___Luego, la terrible realidad del lunes, esa vuelta de tuerca de la semana.

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