UN INFORTUNIO DESAFORTUNADO

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___Recuerdo una anécdota que me contó Serna. El día que inauguraron el panteón Mezquitán de Guadalajara, a finales del siglo XIX, las autoridades ofrecieron donar un terreno al primer difunto. Esa incómoda distinción recayó en una mujer indígena que había fallecido el día anterior. Luego de velarla en su jacal, la familia fue cargándola en andas rumbo al flamante cementerio. Este infortunio se vio ensombrecido por un hecho paralelo. Don Fabián Servín de la Mora, cacique de una hacienda contigua a lo que hoy se conoce como Colomos, había fallecido vencido por edad. Enterados de las circunstancias, los hijos del cacique, deseosos quizá porque el nombre de su padre pasase a la historia como el primer sepultado en el nuevo panteón, suspendieron las suntuosas exequias que habían preparado y dispusieron apresuradamente arribar al lugar antes que el cuerpo de la indígena.

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___Aquella mañana, la carreta que llevaba el cadáver de don Fabián, seguida de una gruesa procesión de jinetes y los caballos encabezados por los hijos del cacique, marchó a toda velocidad para llegar al cementerio antes que el cortejo indígena que marchaba a pie y que estaba ya cercano a su destino. Una nube de polvo cubrió el injurioso acontecimiento: los caballos atropellaron el cortejo de la indígena, matando despidada y arteramente a dos de sus hermanos que quedaron desechos bajo el tropel del hacendado.

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___Don Fabian resultó así el primer sepultado en aquel panteón. La mujer y sus hermanos, sin posibilidad de pagar por el terreno postrero, fueron sepultados en una tumba común junto a unas caballerizas a un costado de los terrenos del cementerio.

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___Diez días después de estos hechos desafortunados, los hijos varones de don Fabián fueron asaltados y acuchillados en un camino que conduce al municipio de Tequila. La leyenda afirma que el esposo de la mujer difunta llevó a cabo la venganza.

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___María Flor del Pilar López Rojo era el nombre de la indígena.

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