viernes, septiembre 24, 2004

EL RIESGO DE VER TELEVISIÓN

Una de las aposiciones más creativas me ha tocado ecuchar en la televisión mexicana en los últimos tiempos (es decir, del domingo para acá) se dio el día de hoy.

Fue obra de Daniel Bisogno, un muñeco que hace mancuerna con Paty Chapoy en el programa "Ventaneando" y del que no se esperaría más que frivolidad y lugares comunes, pero, bueno, ya ven: la expresión artística no es prohibitiva de consagrados o luminarias. El hombre, permítaseme llamarlo así, al reportear la nota en que la polifacética abuelita Carmen Salinas declaraba en defensa de ese otro muñeco de la pantalla, Mauricio Islas, comentó:

"... Carmen Salinas, uno de los últimos disfraces del demonio, dijo que ..."

No sé ustedes, pero para mí está frase introductoria a su nota reporteril me parece originalísima y plena de siginificado. No es que desmerezca yo la importancia de doña Carmen en mantener vivo el espíritu chocarrero y danzonero del alma chilanga, no, nada de eso.

Doña Carmen es una mujer argumentativa y su discurso es sujeto de al menos una docena de investigadores de la UNAM que intentarán vender su producto al menos a un centenar de congresistas arribistas de San Lázaro (para mis lectores extrafronterizos les explico que el término "extrafronterizo" se refiere a quienes no conocen la frase "Y retiemble en su centro la tierra", -yendo más allá, recuerden que el verbo retemblar no significa más que temblar-. Dicho esto, agrego que San Lázaro es una referencia aposicional del poder legislativo en México).

("Humphrey, has utilizado el circunstancial temporal "al menos" al menos dos veces, lo que resta fluidez a tu redacción". -Me encantaría que al menos una vez no interrumpas-).

Perdonen las digresiones anteriores, el pedo es este: Todo parece indicar que Mauricio Islas le enseñó a la hija de José Luis Rodríguez "el Puma" que cualquier recámara puede convertirse en un observatorio astronómico y que las promesas matrimoniales funcionan únicamente en determinados contextos, especialmente en aquellos en los que no hay alcohol de por medio; que para subir al cielo no se necesita una escalera grande y una chiquita, sino que con la chiquita basta; que tener un papá famoso no es sinónimo de inevitabilidad; y que, dado el caso, las atenuantes pueden arruinar los planes de los fiscales de distrito.

Yo no sé, de cosas legales no entiendo más que las lecciones que he aprendido del IFE* (de Woldenberg para acá -para acá significa hasta antes de que Televisa lo contratara-). La cosa es que Carmen Salinas le ha dado a Daniel Bisogno un pretexto idóneo para demostrar que cualquier reportero puede componerlas en el aire.

(No digas nada ni platiques esto a nadie).

* IFE= Instituto Federal Electoral

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