lunes, septiembre 13, 2004

UN GRUPITO DE INTELECTUALES FRANCESES SE PUSO AL SERVICIO DEL ENEMIGO CUANDO RECORRÍAN A EUROPA LOS AÑOS FATALES DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. ¡El horror, el horror! DIJO UN POETA Y DENUNCIÓ A QUIENES SE HABÍAN ALIADO A LOS NAZIS. Ha llegado la hora de contarlo, DIJO, Porque su reino ha tocado fondo. SUS PALABRAS SONABAN COMO TAMBORES DE UN RITUAL CELTA EN PLENA GALIA. Se burlaron de nuestros ahorcados y sembraron la maldad. ESO DIJO EL POETA MIENTRAS PONÍA SU GORRA SOBRE EL ESCRITORIO AL LADO DEL CENICERO. Jamás fueron inocentes. Y UN RUMOR RECORRIÓ TODA LA SALA Y SALIÓ AL EXTERIOR Y REGÓ LOS JARDINES E INUNDÓ LAS CALLES Y SE PERDIÓ DETRÁS DE LA COLINA. LUEGO CONTINUÓ: Bajo las sutiles frases de la alianza, AFIRMÓ MODULANDO EL TIMBRE, ocultan su sordidez. LA SALA FUE TRASPASADA POR LA DAGA DEL SILENCIO. LUEGO DE UNA PAUSA PROSIGUIÓ: esperando atentos la llegada de la muerte. UN ESPASMO RECORRIÓ LOS CUERPOS AUSENTES Y PRESENTES. FINALMENTE SENTENCIÓ: Llegó la hora de amarnos los unos a los otros. AQUELLO RETUMBÓ EN LOS OÍDOS DEL TRIBUNAL. DIJO ALGO MÁS... LEVANTANDO LA MIRADA SOBRE LA MULTITUD CALLADA: " y unirnos para castigarlos". LUEGO SALIÓ DEL RECINTO CAMINANDO A PASO LENTO.

El maestro explica a su grupo de secundaria: Cuando sobrevino la ocupación nazi en Francia, los intelectuales tomaron partido. Mucho huyeron a México y a otras naciones distantes. Algunos murieron defendiendo una esquina. Otros... los menos, se aliaron al enemigo. LO MISMO.

VIENDO PASAR AVIONES DE COMBATE, TANQUES Y EJÉRCITOS ROTUNDOS, COMPRENDIERON QUE EL JUEGO DE LAS PALABRAS, LOS COLORES Y LAS NOTAS ESTRIDENTES HABÍA TERMINADO... NO HABÍA MÁ QUE OFRECER.

ENTONCES LLEGÓ La noticia. La noche antes de morir. ASÍ DECÍA, fue la más breve de su vida. UN CORTOCIRCUITO DEJA LA SALA SIN ILUMINACIÓN. E hizo que su sangre hirviera en sus venas. NADA PODÍA EVITARLO. Su propio peso le hacía enfermar. HABÍA ESTUPEFACCIÓN. Su propia fortaleza le arrancó un lamento. PESE A TODO, desde la profundidad de su horror comenzó a sonreir. TODOS LO SOSPECHABAN. No había uno, sino millones de camaradas. YA LO DECÍAN LAS ESCRITURAS. Que habrían de reivindicarlo, y lo sabía. ES LA HISTORIA DEL HÉROE. y llevarían una rosa hasta su tumba.

HISTORIAS DEL SURREALISMO

1 comentario:

Erika Mergruen dijo...

hey, este texto tiene lo suyo (e iba a decir más cosas pero mejor mando mail)...:)