sábado, septiembre 11, 2004

HEINE, AUB, TRADUCCIONES
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Leo en el blog de Cristina Rivera Garza un interesante post (31 de agosto) sobre Heinrich Heine en el que menciona la traducción de Max Aub de algunos trabajos del poeta alemán aparecidos bajo el título de El Mar del Norte. Junto con otras, la serie de poemas fue compilada en el Libro de los Cantares. Estos conmovedores poemas líricos de Heine fueron un preciado material letrístico para músicos como Franz Schubert que dieron trascendencia a la canción (lied) alemana.

___El Libro de los Cantares salió a la luz en 1827 y la primera edición en español fue en 1883, según nos dice la versión que publicó Sepan Cuántos… de Porrúa en1984.

__La primera vez que me topé con Max Aub fue justamente en el prólogo de una obra maestra de Heine publicada hace varias décadas por la UNAM, colección Nuestros Clásicos, bajo el título Alemania. Aunque no me gusta recomendar libros, he dicho aquí que Alemania me parece uno de los mejores ensayos que haya yo leído. No tengo la obra a la mano y no recuerdo si fue el propio Aub quien lo tradujo, pero del prólogo sí estoy seguro. Siendo hijo de padre alemán, a Aub no debe haberle sido ajeno el conocimiento de la literatura germana.

__Alemania es un repaso crítico por los extensos valles de la filosofía y la religión en su patria, elaborado de forma magistral y aún premonitoria. Menéndez y Pelayo sostiene que la obra de Heine era una respuesta a otra de igual título escrita en 1810 por Madame de Staël, en que el exhibe una visión superficial de la cultura ese país, especialmente del período romántico.

__La convulsión política y militar de la época había obligado a Heine a emigrar a París donde recibió la influencia de su paisano y amigo Karl Marx. Pese a sus convicciones políticas y sus filosas ideas estéticas, el lirismo y profundidad de sus textos poéticos y prosísticos jamás fueron panfletarios o doctrinarios. Sin embargo, esto no lo libraba de ser acusado de francófilo en Alemania y de germanófilo en París. Algo había de “affaire Dreyfuss” en Heinrich Heine además de sus raíces judías.

__En materia de traducciones, irrumpe siempre la terrible paradoja de si el traductor debe apegarse al sentido literal del texto poético o si, por el contrario, buscará reflejar su carácter rítmico y musical. ¿Quién podrá tener en esta cuestión la última palabra si cada poema traducido es una inevitable usurpación? Tanto hay de maldición y de bondad en cada traducción poética que resulta temerario intentar dicernir estos atributos.

__Transcribo aquí otra versión del mismo fragmento que nos proporciona Cristina en su post. Pertenece al poema Los dioses griegos del citado El Mar del Norte, traducido por el poeta valenciano José J. Herrero en 1883. La imagen que aquí nos propone Heine será desarrollada más adelante en su narrativa Los dioses en el destierro.

_Yo jamás os amé, ¡viejas deidades!
¡divinidades clásicas y fieras!
Pero piedad y compasión ardientes
de mi pecho sensible se apoderan
cuando errantes os miro en las alturas,
¡dioses abandonados!, ¡sombras muertas!
¡Nebulosas imágenes que el viento
hace huir aterradas y dispersas!
Y al pensar cuán cobardes y cuán falsos
son los dioses que un día os vencieran;
los taciturnos y sombríos dioses
que hoy el cielo dirigen y gobiernan,
zorros de sangre ansiosos, que se cubren
con la piel del cordero, ardiente llena
la ira de mi pecho, y deshacer sus templos,
y por vosotros combatir, quisiera.

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