EL INFARTO DEL 19 DE SEPTIEMBRE DE 1985

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___"Ya no se van a ir, hubo un terremoto en México". Era una especie de profecía, pero había en Celedonia una convicción incuestionable, no estaba bromeando. Teníamos ya parte de las maletas hechas para partir y habíamos retrasado nuestra salida un par de días, los boletos de regreso a la capital eran para el vuelo de Mexicana de Aviación de las 10:40 del día siguiente, del 20 de septiembre, partiendo de Mexicali.

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___Efectivamente ya no nos fuimos. Apenas habíamos llegado a vacacionar con la familia en San Luis, R. C., Sonora diez días atrás, y ahora los planes eran alterados por una catástrofe impensable de 8.1 grados de intensidad. El infarto de la Ciudad de México requería de cirugía mayor inmediata.

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___Vivíamos entonces en un departamento de la calle Río Usuri casi esquina con Sullivan en la Colonia Cuauhtémoc, entre el edificio de Telmex y el de Galerías. Como saben, muchos edificios de esa zona resultaron gravemente dañados y algunos no resistieron el embate de los sismos, sin embargo, nuestro edificio acaso sufrió algunas cuarteaduras. Esto no lo supimos de inmediato pues detrás de la tragedia se apersonaron el caos y la incomunicación. No sabíamos qué hacer y tardamos un par de días en digerir la magnitud del acontecimiento.

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___La Providencia impidió que compartiéramos aquella hecatombe. "Ya no les tocaba", repetían familiares y amigos, mientras comenzaban a llegar noticias de conocidos sonorenses y bajacalifornianos que habían sido sepultados por el Hotel Regis, junto a la Alameda.

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___No repetiré aquí lo que se dice en todos lados, pero el terremoto del 85 cambió drásticamente nuestras vidas. Regresaremos al DF cuatro meses después de la tragedia, simplemente para embarcar nuestras pertenencias en una mudanza impuesta y obligada por un forzado cambio laboral, como ocurrió con miles de ciudadanos.

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___ A diferencia de la mayor, orgullosamente chilanga, mis hijos menores nacerán en Mexicali, Baja California, donde permaneceremos hasta 1999.

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___La naturaleza se encarga de recordarnos lo efímero que son nuestras vidas y nuestros planes. El destino guarda sorpresas que tardamos mucho en aceptar.

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___¡Descansen en paz aquellos que no vivieron para contarlo!

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___Nos unimos al dolor y al recuerdo de quienes extraviaron el 19 de septiembre de 1985 una parte de sus sueños.

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