domingo, septiembre 04, 2005

LOS RIESGOS GENEROSOS DE LA FRONTERA
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___Apenas avanzas unos 160 kilómetros al norte, Sonora comienza a cambiar de color y a dejar atrás su cara de desierto y su temperatura insultante. Antes de llegar a Nogales, la vista se recrea con la inusual visión de abigarrados bosques de álamo, mezquite y nogal, la fauna se multiplica y con frecuencia avistas tejones y coyotes en las cunetas de la carretera. La lluvia despierta un abanico cromático, los tonos dominantes del verde son anfitriones de la fiesta y un marco-atardecer de azules y naranjas parece despedir la tarde en los pálidos troncos de los eucaliptos.
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___El cruce fronterizo es lo que es, un protocolo silencioso y aburrido. Después del 9-11, ir más allá del muro se ha vuelto una letanía, una larga fila de vehículos en espera, una penitencia en busca de la absolusión del primer mundo. Cruzamos al otro lado con una mezcla de anhelo y de congoja.
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___Arizona, pese a sus burocracias, nos esperaba con un manto de sorpresas, en primer lugar porque pareciera que los mexicanos despliegan una estrategia silenciosa de recuperación, una apropiación territorial que nadie acierta a explicar y menos aún a detener. El español, o lo que se ha hecho de él, es idioma dominante y la subrepticia apropiación hace aparecer ahora la predominancia del sistema métrico decimal en los letreros carreteros: "Tucson 60 kilometros; Phoenix 340 kilometros", así, sin acento, una metáfora gramatical que llevará más tiempo exportar.
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___Los católicos son mayoría en el sur norteamericano, no tanto por su número como por su espíritu de celebrar con algarabía los rituales de la tradición; hay en ellos un insoslayable sentimento de alegría, de triunfo y de conquista, pero también de apego a su raíz risueña. Se han vuelto indispensables allá, pueden sentirse útiles y sus derechos, pese a todo, no se escatiman. Gran motivación del individuo que, pese a sus virtudes y defectos, alcance por igual, por modesta que parezca, una porción de la victoria?
___Son mexicoamericanos, quizá la aleación más legítima si se concediera a este texto la justicia histórica, pero lo innegable es que tienden a recobrar, inexorablemente, su noción de futuro, su sentido de aspiración, algo que en nuestro País tiende a perderse poco a poco, entre la languidez y el cinismo. Llegamos a la misa.
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___Los novios esperaban puntuales su cita con la costumbre. Nosotros también. El balcón del coro es atalaya de las aves y nada escapa del absorto panorama; ahí, un Ave María bien cantado es cómplice del entusiasmo. No hay nacionalidad para lo bello y cualquiera puede identificar su presencia cuando el arte obsequia una mirada. Ha pasado la comunión, podéis ir en paz. Abrazos y arroz cuajan el júbilo frente a un pórtico barroco y misionero.
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___La lluvia nos acompaña en la travesía a la Hacienda Corona. Ahí será la fiesta de una boda memorable. Hubo contratiempos, como siempre, porque celebrar al aire libre tiene sus riesgos, pero nada detiene a quienes han visto ya el fondo del pozo. Y, bueno, todo se ha de arreglar porque Dios existe finalmente y la buena fortuna es una posibilidad que mitiga las tragedias. Bailamos hasta los límites de nuestro sistema cardiovascular, cuando los músculos conversaban de décadas de experiencia y linimentos. Había mucho que decir porque la Hacienda es un monumento al Old West y conocer nuevos amigos ahí entre tandas incansables de emociones y cerveza despierta la lengua y nos hace reconocer un pasado común.
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___John Wayne visitaba la Hacienda Corona desde que conoció a su propietario (el de la Hacienda no el de Wayne), llevando sus finas cabalgaduras a las filmaciones del actor. El epígono vaquero de Hollywood escapaba de las luces de la fama y se refugiaba en la soledad de la Hacienda en sus períodos de asueto, ajeno a cámaras y entrevistas odiosas. "La patrona", "El duke", "Corona", son algunas de las habitaciones que ahora se ofrecen a los turistas en la Hacienda, con precios comerciales pero con un aire de leyenda que sorprende en cada objeto de colección y en cada rincón concienzudamente decorado. Una serie extenuante de gallos disecados, otros de madera, metal, vidrio, arcilla y porcelana cimbró mi noción de "colección".
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___No abundaré acerca de las personas que conocí ahí, por mera privacidad. Adelanto acaso que las bondades individuales florecen donde uno menos espera y que la migración mexicana hacia los Estados Unidos rebasa ventajosamente los estigmas gastados del nopal ramplón, del tatuaje gratuito y del guadalupanismo ciego. Regresamos sosegados y convencidos de que existen formas legítimas de aentender la identidad y que "Celebremos México" no es más que una estrategia para alcanzar determinado rating.
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---¿Qué hora es?
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4 comentarios:

arboltsef dijo...

Las 9.52 y es neta, neta. Al menos un ratito.

Ya luego regresaré para deslumbrar a mis lectores con comentarios cantinflescos y sigan pensando que soy el mismo pretencioso de siempre.

Un saludo.

Vlátido dijo...

Que onda Nacho, aquí pagándote la visita al blog. Tan chdos tus textos, tus crónicas de la frontera norte, allá bien lejos. Nosotros acá gozando el calor del trópico, la chela y la botana de las cantinas (el tasajo y el camarón con chile blanco, sin albures). Ai nos mirojeamos later.

enigmas PRESS / Gandica dijo...

Ah, Sonora. Siempre ha sido uno de esos sueños imposibles. Es uno de esos sitios que a nivel espiritual me hubiese gustado ir.
El desierto de Sonora, una de esas fantasía existenciales con sus cactus que abren la puerta de la percepción.
Cordial saludo como siempre.

Beatriz dijo...

Tengo ideas sobre la frontera pero ninguna certeza.
Cuando leo estos textos hago un pastiche entre lo visto, lo imaginado, lo deseado y lo mágico.
Y la boda... lo siento, pero Kill Bill me marcó demasiado, esa sí que no pude imaginarla.