SAN LUNES

Entró uno o varios tipos a mi casa hoy por la mañana. Violaron la chapa de la cocina con lujo de violencia y revolotearon todo. Como no saben que el principal capital de que disponemos es puramente subjetivo, pensaron que encontrarían aquí joyas y dinero. Y bueno, sí lo encontraron pero en cantidades que apenas alcanza para ir a comer a McDonalds (no digo que me guste esta opción) y joyas que tenían más un valor sentimental que otra cosa.
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Se robaron, eso sí, la confianza y la tranquilidad que prevalece en esta casa. Eran las 8:10 de la mañana, la socia llegó de su rutinario paseo a dejar niños en escuelas y se encontró con la sorpresa. Por fortuna un vecino se acercaba a preguntar equis cosa y pudo ayudarle a sobrepasar el trauma y llamar a la policía. Cuando llegaron los agentes de la Judicial y comenzaron a inspeccionar los alrededores, se percataron de que los cacos también habían entrado a la casa del vecino, justo por la toma del aire acondicionado que se encontraba sellada en el techo (ahora es un curioso tragaluz).
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De modo que hoy fue día de reparar y reforzar chapas, de contratar alarmas y averiguar el costo de los perros bravos. Un lunes distinto, extraño, de esos que nos ponen en la realidad, en una realidad que nadie desea, la única de que disponemos, la de la inseguridad.
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