PREGUNTAS DE ÚLTIMA HORA
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No sé cómo lo hizo, pero un amigo mío apareció un día en el noticiero nacional “TODOS” de Guillermo Ramírez. Su rostro risueño, el de mi amigo, despedía un aura de ensueño en la pantalla, justo cuando se anunciaba el amenazante estado del tiempo. Es Aníbal, no hay duda, su sonrisa franca inunda el Golfo de México y parte de Texas, al fondo se escuchaba la voz del locutor hablando de no sé qué diablos, dice que el surgimiento de tornados devastadores en el norte de Texas es alarmante y que los problemas originados por el desperfecto del satélite que alimenta a CNN son una catástrofe. Lo tomo como viene: El locutor, aunque no lo afirmaba de esa manera, ponía el dedo en la llaga porque en el Centro de Información Climatológica de Florida se discutía abiertamente las desventajas de que una empresa informativa gozara de plenos derechos en relación a un asunto de seguridad nacional.
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___Ahora las cosas se complican. Si el Golfo de México ha de cambiar de fisonomía, si las ciudades centenarias del sur estadounidense están en la mira de los Dioses y desaparecen, ¿quién habría de impedirlo?
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___Observo a una turba de saqueadores cargando televisores, aparatos de comunicación y lotes de ropa sobre los hombros. Miembros del Army detienen a algunos que son confinados en el estadio de las Panteras; los meten en jaulas de malla ciclónica mientras la burocracia se organiza para juzgarlos. Me detengo unos instantes. ¿Quién será el ciudadano que acepte ser jurado en una corte que ha desaparecido bajo las toneladas embravecidas del mar? ¿Cuál será el recinto que abrigará las apelaciones de los condenados, si ahora la sede de la Suprema Corte se encuentra anegada? ¿A dónde se habrán marchado los burócrata?
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___Preguntas de última hora. Rita sigue su curso.

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