viernes, julio 28, 2006

PEQUEÑAS BATALLAS
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___La ansiada pero ingrata visita del fumigador puso de cabeza por dos días todo vestigio de orden y civilización en nuestra casa, de modo que no hemos podido responder los mails y mensajes que nos han enviado. Esperamos ponernos al corriente mañana viernes que todo vuelva a la normalidad, es decir, que el aire sea respirable ahí.
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___Don Tomás es un hombre pacífico en apariencia, sin embargo, el mundo de los insectos debe tener valuada su cabeza muy en alto pues en unas cuantas horas es capaz de desplegar una guerra química masiva contra todo signo de alimañas nocivas, cuyo efecto en los mamíferos no quisimos averiguar, de modo que marchamos a casa de parientes con todo y perro, donde por fortuna nos recibieron como legítimos damnificados.
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___Todo comenzó cuando la socia se percató del pacto que firmaron las hormigas y las termitas, así como de sus planes hasta ahora secretos (los planes de los insectos, no los de la socia): amenazaban con tomar varios puntos estratégicos de nuestro domicilio a fin de apropiarse de manera definitiva de todo el territorio. Las termitas, no conformes con alimentarse por meses con la madera de los closets, amenazaban ahora con devorar también los libreros y libros de nuestra modesta biblioteca. Conscientes de ese plan monstruoso, inicialmente colocamos, a manera de barrera preventiva, la Crítica de la razón pura de Emanuel Kant de un lado del último entrepaño, así como las afamadas Cartas de Relación de don Hernán Cortés, en el otro, todo con la esperanza de que si los textos no eran suficientemente engorrosos como para entretener a las invasoras, al menos el grosor de esas obras nos darían tiempo sufiente para pensar en tácticas defensivas alternativas.
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___Fue entonces que decidimos llamar a un experto. Entre su arsenal, además de un tanque en sus espaldas que me recordaba al que utilizó Neil Armostrong cuando descendió del Apolo XI, don Tomás traía tres jeringas y varios recipientes de componentes químicos de los que habló con lujo de detalle y de los que yo únicamente recuerdo que la mayoría terminaba en zol. No tenía interés en aprender los complicados nombres de las sustancias o las fórmulas, bastaba con ver la actitud exterminadora de don Tomás y su eficacia para inyectar tablas y barrotes con ellas mientras sonreía diabólicamente. Es lo suyo. Su técnica para rociar pisos, techos y rincones no deja duda de los 25 años que lleva en el negocio y aunque para él resulta muy normal estar aspirando los singulares humores que se desprenden de aquella lluvia ácida, para nosotros era una visita innecesaria al sexto círculo del Infierno. "No pasa nada", dijo cuando observó que el rostro demacrado de la socia, "aunque lo mejor es dejar la casa cerrada". Transformado aquello en una espantosa cámara de gases en la que empezaban a caer de algún lado arañas moribundas y, retorciéndose, decenas de hormigas exploradoras, optamos por tomarle la palabra, cerramos hasta el estuche de la guitarra y salimos huyendo, como dije, con todo y perro que ya empezaba a sentir los efectos de aquella confrontación.
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___El problema de la proliferación de plagas es algo muy serio que se desata en cuanto comienza la época de lluvias. Como saben, el clima por aquí es cosa seria. Hace poco, un contratista chilango me dijo refiriéndose al clima de Beautyfulville: "Aquí nomás hay dos estaciones, el verano y la estación de ferrocarriles", je.
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___Ahora hemos vuelto a casa y hemos invertido el día en meter todo cuanto sacamos de closets y cajones. Barrimos ya los insectos que murieron con honor defendiendo sus posiciones y no parece haber ya enemigos a la vista. El aroma de los insecticidas no termina por irse del todo, pero al menos ya podemos ejercitar nuestro hobby favorito: bloguear. Estamos de regreso.
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3 comentarios:

Manuel Llanes dijo...

Saludos, humano que combate los insectos. Bye.

Pina dijo...

Pues por acá teníamos dos; hoy sólo una: la del ferrocarril la desaparecieron desde hace rato.
Y aparte!, no llueve. Eso sólo lo podemos ver en los noticieros de TV

nacho dijo...

Saludos manuel y pina, gracias por venir... (ahora extraño a las hormigas....)
Pina, acá en Beauyfulville pegó un llovidón hoy, como sabes el jueves se desbordó el canal de la Lázaro Cárdenas... Bueno, el agua es vida de todas formas...

nacho mondaca