jueves, julio 13, 2006

SÁBATO DE GLORIA
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Un escritor de verdad no escribe para ganar dinero.
Ernesto Sábato
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___“Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne”. Así arranca la novela El túnel de Ernesto Sábato, contando el desenlace de la historia. Tenemos al asesino confeso, my friend, pero ¿cuál es el móvil de este oscuro asesinato? Con sutil inteligencia atrapa este escritor argentino a su lector, lo envuelve en la creencia de que ya le dijo el final. Cruel ilusión, ahora está lista la trampa de la intriga; vendrán los pasadizos de la filosofía y la psicología donde el (des) afortunado lector no encontrará ya escapatoria.
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___Aunque para muchos de sus seguidores Ernesto Sábato es un escritor de culto, cuantitativamente hablando su obra no se podría vender por kilo. Sus novelas El túnel, Sobre héroes y tumbas, y Abbadón el exterminador, junto a algunos libros de ensayos como Uno y el universo y El escritor y sus fantasmas, forman el grueso de su producción. Sin embargo, más allá del mérito literario de sus textos, ha sido su vocación crítica y ética lo que le ha granjeado puños de admiradores. La visión existencialista que Sábato imprime a sus historias se hace transparente a la luz de su propia experiencia.
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Los horrores de la guerra
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___En 1939, Ernesto Sábato, doctorado en física por la Universidad Nacional de La Plata, obtiene una beca para estudiar radiaciones nucleares en el Laboratorio Curie de París, una rama de la física cuyos alcances eran entonces inéditos. En ese período, la Segunda Guerra Mundial se gesta en el reloj de Europa con cruel exactitud y, en unos cuantos años, el escritor se ve obligado a regresar a Buenos Aires ante el avance incontenible del nazismo (el miedo es cabrón). Pronto se desilusionará del potencial destructivo de la ciencia.
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___La experiencia atómica de 1945 en Hiroshima y Nagasaki aterrorizó al mundo y su efecto en Sábato no debe haber sido menor pues el escritor decide abandonar los rigores de la ciencia para dedicarse nomás a la literatura. Explicar el lado oscuro del individuo, aquel que lo compele a cometer crímenes espantosos como si fuese guiado por una entidad malévola y ajena, fue una de sus más tormentosas reflexiones, una extensión sin duda de la época de horror hitleriano que le tocó atestiguar pero, más allá, un aspecto innegable de la condición humana.
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___Ernesto Sábato, oriundo de la provincia bonaerense de Rojas (se me hace que ahí han de producir buen vino), fue siempre un hombre comprometido con sus ideales. Hijo de inmigrantes italianos, abraza a los veinte años la doctrina marxista llegando a convertirse en dirigente de la Federación Juvenil Comunista. A su regreso de París, Sábato se desempeña como profesor de física teórica pero en 1945 es destituido por su oposición al gobierno de Juan Domingo Perón y sus artículos publicados en La Nación obtienen notoriedad por su vigor crítico; ese año publica Uno y el Universo (un librito que lo deja a uno de a seis); en lo sucesivo, se dedicará exclusivamente a las letras desde donde cuestionará el ascenso de las dictaduras gorilescas del cono sur (¿no conocería la nuestra, la "dictadura perfecta"?).
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___Buscando definir su estilo, algunos han conjeturado la inluencia del movimiento surrealista en él; Sábato mismo se encarga de poner las cosas en orden: “En 1938, cuando conviví con ellos, se vivía ya de recuerdos, y al impulso anarquista de los tiempos heroicos había sucedido una ortodoxia escolar”. Mesurado, en su búsqueda del ideal artístico, Sábato ha pasado ya por la certeza de la ciencia y la irracionalidad de las vanguardias.
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Tres o cuatro grandes crisis
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___Sábato fue un científico que decidió encaminar su talento hacia el arte. Abandona el laboratorio y el aula para pasearse por los párrafos de la ficción, sin soslayar que para el escritor la ficción es una cara legítima de la verdad: “La novela es la única forma de expresar un tipo de verdad humana: no hay otro medio. Creo en las novelas que son inevitables. También creo que es mejor escribir, o por lo menos publicar, aquellas novelas que significan una crisis. Y hay en la vida tres o cuatro grandes crisis, en las que la novela es indispensable. Aún en los grandes escritores vale esta afirmación, el resto de las obras generalmente es emisión de papel moneda”. (Órale chicos, búsquense su crisis).
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___Entrado en años, cuando le informan que su nombre se maneja como candidato al Premio Nobel, Sábato no da su brazo a torcer: “Lo único que puedo decirles es que yo no escribo para ganar premios, ni para llegar a la Academia: escribo para no morirme de tristeza en medio de este país desdichado”.
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___Aunque sus 95 años de edad le impiden ahora ejercer la literatura, Sábato, el intelectual comprometido, jamás abandonó su misión a favor del arte. Sus interrogantes entrañan la búsqueda de las motivaciones más profundas del ser humano y son, al mismo tiempo, una crítica al siglo anómalo que le ha tocado vivir. Sin poder leer ni escribir, por prescripción médica, el escritor se dedica ahora a la pintura. Sería bueno ver qué sorpresas aguardan en sus lienzos.
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___Quienes no hayan leído Sobre héroes y tumbas, dénse un tiempito estas vacaciones.
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P.D. (Yo tampoco escribo para ganar dinero, es más ni siquiera sé para qué escribo).

3 comentarios:

Manuel dijo...

Ya somos dos que no tenemos ni idea, y yo, peor, ni siquiera sé escribir.
(Pero como descanso cuando me siento al teclado)
Saludos

Sir Hache dijo...

Sobre héroes y tumbas...Va definitivamente a mi lista de libros por comprar. No se cuando lo haré, pero lo haré...Total, en este caso, los tiempos no importan tanto, el hecho es disfrutarlos. Pero después podré decir que tuve mi propio Sábato de Gloria.

-Necesito vender órganos o volverme matón para tener tanto dinero como el que quiero pa’mis libros, revistas, películas, coca-colas y cigarros.

Saludos don Nacho el sonorense.

Pina dijo...

Yo sí se para quién escribes, Nacho. Y también tú debes saberlo. Quizá la diferencia esté en que no llegas exactamente a quienes quieres y a veces llegas a muchos más sin saberlo.

Y definitivamente Sábato, El Túnel en particular, se encuentra en la lista de mis favoritos. Es en estos días de verano cuando leí por primera vez a este autor hace más de un cuatro de siglo, igual que Juntacadáveres, Cien años de Soledad, Los dublineses y El Extranjero.
Casi puedo recordar el olor de las páginas y también la música que escuchaba al leerlos, como el sabor de los raspados que vendíamos en casa. Por esos días leí también Las Uvas de la ira, ...¡qué final!
Todo esto y mucho más, a recomendación de aquel Daríoh Galaviz que sembró tanto.

p.d. Ayer comí en su casa materna de este puerto, donde aún vive el Daríoh en las imágenes.