jueves, septiembre 11, 2003

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FELICIDADES AL EDGAR RINCÓN, CUMPLIÓ AÑOS

Antes que nada, un abrazo megatónico al Solzimer por seguir cumpliendo años. No es tan fácil ir comprobando como la juventud se va yendo despacito como tu amor pero el río un día (ya, ya, Humphrey, te estás julioiglesiando). La verdad soy partidario de festejar los onomásticos como Dios manda. Que tiene, es una vez al año, aunque claro, hay como cincuenta conocidos, familiares, parientes, vecinos, etc. que también tienen la costumbre de festejar y eso va saturando la agenda anual. Agreguen festejos patrios, vacaciones, posadas y ocasiones semejantes y que tenemos: la idiosincracia pachanguera nacional, la "mexicana alegría", el despedorre findesemanesco. Luego hay otros motivos, los del lobo, enjuagues a media semana, dos tres, "órale, vamos, hombre, nos venimos temprano". No falta.

Bueno, se ve que el dichoso encuentro de los Tierraadentro estuvo bueno, con todo y el aguafiestas del Gómez Tuena (apa apellido, y yo pensando que Mondaca era paradigma), sigan el rastro de los prolegómenos del asunto en el blog del Edgar (ya no me pidan links, ahí está en el tag). No me imagino tanto poeta junto. Me pregunto si el Jorge Ortega, ya punto astatrás, hablará acá en estilo neobarroco (neogongorino, insisto), aunque no creo, es difícil andar cargando con el diccionario de sinónimos en viajes interestelares (perdón, interestatales).

Como sea, me corroe la envidia por no andar en esos trotes en una ciudad tan generosa y plácida como Cd. Juárez en compañíaa de mis cuates internéticos y blogueros. Ya habrá ocasión. ("Sí, Humphrey, nomás que te decidas a publicar tu enciclopedia de poemas". -Déjalo así, no quiero eclipsar a la generación del 69-). Pura envidia. Pinche Edgar, invita a l'otra, yo de perdida puedo ayudar a armarle un cuatro al Gómez Tuena (además puedo ayudar a acomodar sillas y otras actividades importantes en estos eventos).

Por ejemplo, una vez le presenté un libro al Pancho Alcaraz (La Musa Enferma, órale). Pobre, quien sabe si le hayan quedado ganas de regresar por acá. De no ser porque mi camarada Amaranta C. me envió su presentación tijuanera del mismo autor (la leí íntegra), hubiese quedado yo en el peor de los ridículos, peor aún que si hubiese metido solicitud de inscripción en el NBF, cuando éste era lozano y virgen.

Bueno, no se piense que soy enemigo de que los poetas vivan bien, al contrario, yo creo que los poetas se merecen más de lo que tienen. Por ejemplo, deberían otorgarnos (ya me colé) una especie de gafete que nos identifique en aeropuertos, embajadas, paradas de camión urbano, ministerios pœblicos, ceresos, etc., sitios donde, sostengo, debemos tener si no privilegios, por lo menos sí cierta consideración, cierto rango. La gente piensa que estirar figuras literarias, exponer al lenguaje a deportes extremos, combinar palabras sacadas de sitios herméticos, jugar con el caló y hacer público todo eso, es fácil. Pero no, no es nada fácil. Si no me creen, pregœntenle a José Emilio Pacheco.

¡Felicidades, Edgar!

ÀQuŽ horas son?

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