domingo, septiembre 21, 2003

.
EL CRUCE FRONTERIZO, LOS LINDES DE LA PARANOIA

Leo el post del Omar Pimienta del 14 de septiembre acerca de su amarga experiencia al cruzar la línea fronteriza en Tijuana. Me recuerda que quienes nacimos en la frontera y crecimos saltando las cercas de la diferencia, hemos padecido en algún grado vivencias crueles como la suya.

Tras el trauma del 11 de septiembre, los agentes federales (aduanales y otros) han endurecido algo que les es característico: la insana actitud de pertenecer y defender a un estado protofascista. En su caso, el sentido de pertenencia se basa, más que en la identidad nacional (historia y símbolos patrios), en la estructura de fuerza imperial que ha desarrollado ese país y que ha moldeado el carácter de su gobierno, especialmente tras el asesinato JFK.

El gobierno se ha esmerado en ideologizar su posición de presunta fuerza imbatible y su población lleva en la médula el virus imperial. No es casual pues, que las fuerzas "del orden", los órganos armados de los EU, supongan un "outsider" en cada extranjero que pretenda cruzar la frontera, especialmente si son "ilegales". Siempre han sido así. Los entrenan para ser así. No es únicamente por los acontecimientos del 11/09.

No hay que perder de vista que quien defiende una entidad fascista es un paranoico por excelencia, su sentido de identidad imperial lo supone enemigo de toda identidad ajena. Frente a la ironía extranjera su paranoia es un doberman exaltado. Y sí, intentar una broma con los agentes de migración es como escupir en su paranoia.

El 11/09 puso de manifiesto algunos flancos débiles del aparato de seguridad estadounidense, la vulnerabilidad de la población civil y la volatilidad de eso que entendemos como "frontera". Por eso las autoridades de EU responden paranoicamente ante lo imprevisto, refuerzan sus portales (especialmente el trasero -el portal también-) y reiteran su mensaje a los extranjeros de colores oscuritos: seguimos siendo intocables.

No hay comentarios.: