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¿PODRÁ COLARSE EL CRUZ AZUL A LA LIGUILLA?
Cruz Azul derrotó ayer al Veracruz por marcador de 6-2 en un partido teñido de realismo mágico. Apenas iba medio minuto de juego y la máquina ganaba ya por 1-0; luego, antes de que el cuadro del puerto reorganizara sus líneas, en el minuto 4, el Chelito Delgado le comió el mandado a la zaga agregando nuevo número al marcador. Pero la pesadilla apenas empezaba para el legendario Tomás Boy, director técnico de los Tiburones, al minuto 9 otro desarreglo defensivo y el Cruz Azul se fue arriba 3-0.
En la tribuna, las cámaras de televisión no desaprovechaban la oportunidad de enfocar al eufórico cardenal Norberto Rivera Carrera festejando las anotaciones azules. El cardenal consolaba a su anfitrión el gobernador Miguel Alemán cuando el equipo veracruzano exhibía su desmantelamiento. Cerca de ahí, Rafael Herrerías, el Diego Fernández de Cevallos del deporte, veía la tragedia con el rostro tan desencajado como el que lucía René Bejarano durante aquel "mañanero" trágicocómico.
En el segundo tiempo hubo una leve reacción de parte del Veracruz y gracias al pundonor de Emilio Mora, quien anotó dos goles con florecitas, no se fueron en blanco. Veracruz tiene jugadores como el Archi Flores que dan lástima o como Mondragón que se desempeñaría mejor en el equipo nacional de Tae-kwon-do. Las ausencias del Matute Morales y del Lorito Jiménez dejan ver que los Tiburones no son tales, sino cazoncitos ribereños.
Por su parte, el Cruz Azul, pese a la goleada, no parece contar con la cohesión que exige una liguilla. "Esperanza matemática" le llaman a los buenos deseos del cuadro cementero. Siendo un equipo con una de las mejores definiciones ofensivas del torneo, la Máquina pierde compresión a la mitad del encuentro. Cesáreo Victorino no aparece y la línea media se desfigura de tal forma que los Delgado, Marcelo y el Chelito, no tienen más opción que rifársela en el contragolpe en base a su probada capacidad individual, lo que les reditúa con frecuencia. Este frecuente desfasamiento en la media cancha es la pata de palo azul. Aunque la cantera juvenil le ha prodigado algunos buenos prospectos como el Cacho o Marvin Cabrera, el cuadro cementero necesita un ladrón de balones como Manolo Sol y un armador con llegada como Emilio Mora. Con estos refuerzos, el Cruz Azul puede ser temible la próxima temporada. Es seguro que Luis Fernando Tena lo sabe.
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