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SÉ DECIR GRACIAS
Hace tiempo, Gabriel García Márquez dijo que de las pocas cosas que había aprendido a lo largo de los años fue a decir "no". Aducía que los escritores son gente liviana y fácil capaz de meterse en todo tipo de broncas por no saber decir "no" (líos de faldas, problemas financieros, broncas de honor, etcétera). A lo mejor es cierto.
Quien haya leído "El hombre de la situación" de Manuel Payno (Edit. Porrúa, colección "sepan cuantos", tomo número 605, 1992), en particular el singular diálogo entre Fulgencio hijo y Fulgencio padre que tiene lugar casi al inicio de la obrilla, tendría un punto de referencia magistral para entender que la pregunta "¿Por qué chingados somos así los latinoamericanos?" no es nueva ni profunda.
Quien no haya leído esa ocurrencia de Payno, y se conforme con decir que leyó dos ladrillos de barro de Texcoco como "El fistol del diablo" o "Los bandidos de Río Frío", pues simplemente no entenderá ni jota del tipo de cabrones que apoyaron el Plan de Ayutla y condenaban a Santa Anna (pa qué hablar de fechas). (Quien no haya leído ninguna de las tres obras de Payno, mejor retírese y lárguese a otro blog... no sé, al de Fadanelli o al de Luigi Amara).
Digo esto porque cuando leo textos como éste que recomiendo de Payno me brota una risa sumamente pendenciera que no da lugar a tanta babosada nihilista que vino después, allá de Europa, y tambián de acá de América.
En ese sentido, my friends, pienso que la ironía es una cosa muy seria, y que lo dicho por García Márquez tiene mucho sentido (pese a sus criterios sobre la caída de la tasa de ganancia).
Y, como en el caso de Don Fulgencio, en cuya curiosa argumentación una cosa lleva a la otra a huevo, aprovecho para decir que entre las pocas cosas que he aprendido en la vida esta la de saber decir "gracias". Así que gracias a El Charquito por la amable mención que hizo de humphreybloggart en su blog hace días. Como sea, debo agregar en estricto apego a la verdad y a mi currículum, que hizo falta mencionar mi especialidad en lanzar tiros incopiables desde el punto penal y, por supuesto, mi autoría sobre la teoría para lanzar penalties infalibles contra porteros zurdos.
("Humphrey, ¿no te parece que te pasas de barroco en este galimatías enredoso, exagerado y académico que esgrimes para decir una palabra tan chambona como "gracias"?... -Perdón, ¿qué es "esgrimes"-?
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