lunes, mayo 31, 2004

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SAN LUNES

El accidente estuvo de lujo. Hasta parecía planeado. No hubo intentos por eludir el golpe, fue exacto, franco, hermoso, quizá faltó algún muerto para considerarlo perfecto. Sangre, cristales rotos, alguna cervical dañada, heridos, ambulancias, embotellamiento, patrullas, curiosos. Todo estaba ahí junto. Humo de radiadores, olor a frenos, estática de wokitokis, mensajes codificados. Gritos y celulares.

Fue un descuido. El jetta blanco no respetó el semáforo, el del malibú plateado se enteró cuando el impacto ya había ocurrido, tardó más en percatarse que su hora de comida se retrasaría por tiempo indefinido. Las citas a veces no resultan. El ajustador de la aseguradora recién llega. Yo parto.

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