miércoles, mayo 26, 2004

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UN CURSO INÉDITO DE ÓPERA


Una enorme exigencia para sus participantes está representando el Curso de Perfeccionamiento de canto operístico que se celebra en Beatyfulville auspiciado por la Universidad de Sonora y el Instituto Sonorense de Cultura.
Varios cantantes provinientes de la Ciudad de México, Monterrey, Sinaloa y Pachuca han asistido al curso para elevar su nivel interpretativo y vocal y, de paso, "medir fuerzas" entre sus compañeros de otros lugares del país.
El director escénico Tito Capobianco ha puesto en claro la dificultad que le es propia a los países tercermundistas para contar con una infraestructura suficiente que permita desarrollar los talentos que existen por doquier. Maestros, apoyo económico y cultural, tradición lírica y espacios adecuados, son algunas de las carencias que enfrenta la ópera y el arte en general, especialmente en provincia.
Capobianco es un director como hay pocos en el mundo: profundo conocedor de la historia del arte y de la Historia, conocedor indiscutible de prácticamente todas las óperas del repertorio internacional, cantante y director de teatro, son algunas de sus cualidades. Sin embago, su principal virtud es la de ser un maestro en el más amplio sentido del término. Un tipo con la reciedumbre que brinda la humildad del verdadero conocimiento, capaz de ennoblecer al estudiante y llevarlo a un nivel de comprensión más elevado.

Los conceptos filosóficos que utiliza el maestro abren nuevas vetas de indagación en los asistentes y sus definiciones de sublimidad, ingenuidad, sentimientos y emoción disipan toda neblina romántica y colocan el conocimiento al alcance del lego.

Ayer, por ejemplo, utilizando recursos alegóricos y metafóricos, desmenuzó palabra por palabra, nota por nota, una de las arias que correponden al personaje de Rigoletto de la obra del mismo nombre de G. Verdi, forzando a que el estudiante barítono que hacía el papel, fuera interiorizando la gama de emociones por las que atraviesa el personaje en cinco minutos: odio, ira, autocompasión, súplica, piedad. El manejo vocal es montado en función del manejo emocional del personaje, de forma que para lograrlo, el estudiante debe administrar volumen y expresión vocal a fin de no ejecutar de forma "plana" y aburrida el aria, sino en el entendido de que busca transmitir una emoción humana profunda en el oyente, no simplemente una "bonita" voz. Estos ejercicios con cada uno de los cantantes ha venido produciendo asombrosos descubrimientos y un mejoramiento casi instantáneo en los aprendices. Luego de que el barítono logró un nivel crítico en la interpretación, algunos de los asistentes dejaron escapar algunas lagrimillas de emoción. El maestro simplemente sonrió como si estuviera felicitando a todos, publico y cantante.

No es tan difícil identificar a un gran maestro, éstos tienen luz propia.

Uno que ve los toros desde la barrera (asistiendo de oyente), puede disfrutar enormemente de esta experiencia única de aprendizaje.

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