jueves, junio 03, 2004

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HORAS DE JUNIO

En lo que fuera la temida penitenciería estatal, edificada en la falda del Cerro de la Campana de Beautyfulville (Hermosillo, Sonora), hoy convertida en atractiva sede del Instituto Nacional de Antropología e Historia, se reunieron escritores de diversos estados de la República, de EU y Cuba.

El IX encuentro de escritores hispanoamericanos Horas de Junio fue dedicado como un homenaje al poeta chiapaneco Juan Bañuelos. Ahí estuvo Juan Bañuelos, quien leyó prendidos poemas. Estuvo también Samuel Ruiz, con quien Bañuelos confiesa su empatía. El escritor sonorense Gerardo Cornejo hizo una sentida semblanza de Bañuelos. Dijo que es el mayor poeta vivo de México, lo que lleva a pensar en Octavio Paz y en Jaime Sabines. Bañuelos mejor que Sabines no sé; mejor que Paz, definitivamente sí, la pequeña diferencia es que Bañuelos no sale con mariconadas ni anda sacándose ocurrencias de la manga.

Bañuelos no perdió la oportunidad para sublimar a los indígenas chiapanecos, a quienes llamó "sus maestros", lo que hablando en plata se me hizo una exageración. Cornejo dijo que pese a su compromiso político, el maese Bañuelos no es panfletario, etcétera, etcétera. Con todo y eso, el buen Bañuelos denunció la represión a "los muchachos de Guadalajara" y ensalzó al movimiento globalifóbico, y señaló que la poesía debe tener un compromiso. El toque romántico fueron las diversas alusiones diversas a "los jodidos" y etcétera. L

El Humphrey la hizo de moderador en una mesa de lectura. También aprovechó para tomarse fotos con los blogueros de El charquito y Letras de Cactus, con quienes le tocará leer mañana en la mesa número 12.

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