martes, diciembre 21, 2004

LITERATURA Y SENTIDO
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Por favor ni siquiera pierdas tiempo leyendo este chorizo, está larguísimo.
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...Según el profe Raman Selden y séquito que lo acompaña en su libraco La teoría literaria contemporánea, editado por un negocio editorial que se firma como Ariel Literatura y Crítica, el siglo veinte puso de patitas en la calle a varios de las premisas y supuestos que daban lustre a la ciencia decimonónica. Por ejemplo, la teoría de la relatividad del desaliñado Albert Einstein hizo que las matemáticas newtonianas fueran puestas en un frasco con alcanfor; la teoría de la Gestalt sacó los trapitos al sol a muchas de las creencias del tarot que campeaban por los laberintos de la psicología; y filósofos como T.S. Kuhn (los lectores de abreviaturas lo consideran tocayo de T.S. Eliot) pusieron sobre el tablero un jaque al marco referencial del observador científico.
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...Viendo que con este batido los lectores nos íbamos a atarantar, tuvo Selden (o alguno de sus cuates) la buena ocurrencia de mostrarnos un curioso dibujo a fin de tomar un atajo en aquel camino resbaloso: El dibujo del pato-conejo (si lo ves de un lado parece pato, del otro parece conejo), cuyo significado vino a aclararlo todo. El rollo es demostarnos que la vista engaña y que a veces lo que parece ser no es (Dios Santo, que no han leído a Platón). Dicho con mejores modales: Existe una teoría que parte de considerar el ojo avizor del lector-receptor como punto referencial por excelencia. Se le denomina teoría de la recepción.
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La mentada teoría de la recepción
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...Mirando de reojo el esquemita de Jakobson sobre la comunicación, esta teoría afirma que mucho del significado de un texto literario obedece al color del cristal con que mira el lector (receptor, pa no meter boruca). Esto viene a contravenir la visión de los formalistas que jugaban todo su resto en la ruleta del mensaje; o a los románticos que querían hacerle una glorieta a la estatua del emisor-autor. Según la teoría esta, “es el lector quien asigna el código en el cual el mensaje está escrito y así realiza el significado que existía sólo en potencia” (esto, mejor lo citamos textualmente no vayamos a cometer una imprudencia interpretativa dado el paquetote que está depositando en nosotros los lectores el bufete de teóricos receptores).
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...A fin de ser explícitos, los autores del libro que manda a Selden por delante, nos acercan un par de ejemplos más para terminar de iluminarnos. El primero se refiere a la configuración numérica de las pantallas electrónicas (citar los relojes de cuarzo estaba mejor como ejemplo) donde los número están compuestos por la simpática combinación de rayitas que tanto llamaba la atención hace 20 años. El segundo ejemplo es una estrofa de un poema de Wordsworth que mejor ni citamos porque la traducción que nos presentan es terrible; ahí cada verso parece tener vida propia, de la misma manera que si se van sumando los significados de los siguientes versos los significados van cambiando de perspectiva.
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...Wolfgang Iser, un estudioso ligado a esta teoría, dice que todo texto literario contiene “huecos” que pueden ser llenados por la imaginación del lector. Otro ejemplo citado es Umberto Eco, quien en su libro The role of the reader (ya saben, esto se ha traducido de varias maneras) parece demostrar que muchos textos son “abiertos”, es decir no tienen un significado único sino que proporcionan al lector algunas claves que pueden tener más de un significado (uta, que nuevas).
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...Gerald Prince, investigador a quien le han colgado el adjetivo de narratario (ay sí, tú la trais), plantea el hecho de si cuando leemos una novela se nos hace un camote determinar el tipo de narrador que el autor nos está presentando (omnisciente, testigo, personaje, etc.), cómo es que no reparamos en el hecho de cuestionar hacia qué tipo de lector está dirigido el mensaje-texto. Esto se aclara más cuando nos presentan a un narratario en persona: el califa a quien va dirigido el rosario de cuentos Las mil y una noches. En esos cuentos, la narradora, la malinterpretada Scherezade, tiene que estar tejiendo historias con prosa ágil y amena a fin de que el narratario no se vaya a poner muino y haga con ella pastel de hojaldras. En esto no estamos muy de acuerdo porque en ese texto el citado narratario es un personaje y forma parte de la ficciosa narración; suponemos que, en todo caso, el narratario sería aquel que saque alguna conclusión de la trama de esa obrilla clásica. A fin de cuentas, como ejemplo, vale, aunque lo calificamos con un modesto 8.
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Otros teóricos
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...Luego vienen otros cuates conocidos de apellidos raros: Husserl, Heidegger, Gadamer, a quienes Selden y secuaces nos empaquetan bajo la etiqueta de “fenomenología”. Los autores parecen querer facilitarnos las cosas y señalarnos que los susodichos se basan en una corriente filosófica moderna denominada así: fenomenología. Esta corriente quiere revivir la idea de que el hombre es la cosa más bella del universo y que la mente es el origen de todo significado. En tal sentido concebirían la teoría literaria como resultado de una actividad crítica que despierte en el lector la naturaleza oculta o esencia de las cosas. Según Husserl la investigación filosófica es el contenido de nuestra conciencia, no los objetos del mundo. Algunos consideran a estos filósofos tumbados del burro ya que algunos han terminado metidos en una camisa de fuerza.
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...Uno de los críticos gringos que se adhirieron a esta teoría fue J. Hillis Miller, quien estaba influenciado por la llamada escuela de Ginebra, un enclave fenomenológico donde mandaban tocar las rancheras George Poulet y Jean Starobinsky; bien, pues Miller se pasó de lanza y se fue a las filas del deconstruccionismo. Estos críticos como que se van de lado pues depositan su fe crítica en estructuras mentales que juzgan “omnipresentes”. Según ellos el autor puede acceder a lo más intrincado de su conciencia mediante la lectura de un texto.
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...Los rollos de Husserl fueron vistos con cierta hueva por su discípulo Martín Heidegger, para quien lo distintivo de la existencia humana era su “existencia”, lo que a nosotros nos parece una de las tautologías más hermosas. En sus alcances filosóficos, Martín decía que jamás alcanzaríamos a observar la realidad tal y como es porque no podemos vernos a nosotros mismos inmersos en ella. Nuestro pensamiento, supone, siempre estará condicionado por cierto momento histórico (el que nos ha tocado vivir). Así, Gadamer se agarró de esta idea y señaló que la obra literaria carece de un sentido acabado y atribuye al lector un racimo de interpretaciones posibles (esto lo dedujimos nosotros del enredo comprimido que nos presenta Seldner). Pero, volviendo al hilo conductor, tendríamos que estar de acuerdo con Heidegger pero no necesariamente, porque este filósofo propone ciertas falacias nihilistas que yo podría tragar únicamente con un frasco de Peptobismol. Una cosa es la percepción de la realidad (aquella que “percibimos” mediante los sentidos), y otra es la aprehensión de la realidad (nuestra conceptualización de la realidad). Esto supone una determinada “realidad” y fue uno de los problemas centrales que planteó Karl Marx en “La ideología alemana”, allá por… por… no me acuerdo, pero eso sí, después de 1848 cuando Marx andaba echando chispas. Esa paradoja “teórica” se resuelve desde el punto de vista de la utilidad para la especie (Marx no lo planteó así, lo aclaro, sino desde el punto de vista de la “clase” emergente –la del proletariado-). Aquí hago una breve digresión: la clase obrera en vez de emerger parece sumergirse.
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Y otros más
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...Hans Robert Jauss y Wolfgang Iser son considerados teóricos de la corriente de la recepción, su aportación reside en formular una dimensión histórica para la crítica. Digamos que hacen un licuado con ingredientes del formalismo ruso y de las teorías sociales.
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…Cuando comenzaron a meter negros a la cárcel en EU y los estudiantes de las universidades occidentales aprendieron a hacer bombas molotov y a fumar diversos vegetales, es decir en los años 60s, Jauss emprendió una crítica a la forma de hacer crítica de los alemanes. Toma de T. S. Khun el concepto de paradigma. Apunta que el lector tiene un determinado “horizonte de expectativas” y con esa herramienta accede a la decodificación de los significados de la literatura. Señala que el valor y significado atribuible a una obra depende del momento histórico en que se desenvuelve dicho crítico o lector. En cristiano: no aprecia por igual un poema el estudiante de prepa de 1900 que el mismo estudiante en el 2004 (ahora el estudiante ya es un fósil).
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...Jauss basa sus elucubraciones en la “hermenéutica” filosófica de Gadamer. El presente ha de plantear nuevas dudas a una obra del pasado, al menos diferentes de las que se hicieron en su propia época. Aunque el concepto hermenéutica se aplicaba a la búsqueda de significado de los textos del pasado, de códigos muertos, en su caso, estos críticos han encontrado un nuevo uso del término, lo cual no nos parece descabellado.
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...Bajo esta óptica, la nueva literatura, digamos la del siglo XX, obedece a nuevas perspectivas procuradas por el autor para su lector potencial. Aquello que en la novela realista de principios del siglo XIX hubiera aparecido como errores en el manejo temporal de un relato, actualmente representa un nuevo significado, un reto al lector con un cúmulo de interrogantes nuevas.
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...Iser, a quien se le sitúa en la Escuela de Constante (sigue el pleito de las “escuelas”), descontextualiza y deshistoriza el texto. Con estas palabrotas, lo que se quiere indicar es que se concibe una interpretación potencial por parte del lector o, por decirlo así, se trata de que el lector ponga su parte para armar el rompecabezas de determinado sentido de la obra en cuestión. De aquí se derivan nuevos conceptos como: Lector implícito y lector explícito.
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...Aquí entra la palabra chiclosa “Ficción”. El texto no atiende a entes reales, a objetos tomados del mundo objetivo. El texto es un constructo faccioso. La bronca es que luego se nos presentan ejemplos de obras que no conocemos pero que, a juzgar por la crema que le echan a sus tacos, guardan gran interés desde el punto de vista narrativo y de su trama. En spanish tenemos ejemplos de cómo el autor (o narrador) puede guiar al lector a través de determinado laberinto narrativo (Rayuela de Cortázar, por ejemplo).
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...Fish, Riffaterre y Bleich.
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...Todo indica que la Teoría de la recepción pegó con tubo porque vienen más críticos en el capítulo y sigue la mata dando. Stanley Fish, originario del país del dólar, bautizó su rollo de la recepción como “estilística afectiva”. Como si no tuviéramos bastante con la pandilla anterior, Fish aborda algunos aspectos interesantes acerca de cómo lee el lector y habla de una “concurrencia” en torno al significado de la obra.
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...Riffaterre es más emocionante. Es un estudioso de la semiótica y vuelve a los formalistas rusos pues considera a la poesía un uso especial del lenguaje, no práctico. Señala que el lector competente va más allá del significado aparente y encuentra sentidos a la “representación literaria de la realidad”. Creó conceptos como sentido, agramaticalidad, hipogramas y matriz para determinar cierto mecanismo de decodificación tendiente a hurgar en significados aparentemente ocultos.
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...Otro crítico gringo, David Bleich se vuela la barda e introduce en el pensamiento crítico nuevos elementos: “La gente hace el conocimiento, no lo encuentra porque el objeto de observación se modifica en el acto de observación”. ¡Tómala! Se ve dificultoso, pero su alcance atiende al hecho de que percibir, hablar, leer no son acciones pasivas del individuo, sino maneras en que se expresa la acción humana. “Crítica subjetiva”, le llaman a esta concepción de la recepción.
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...Hay más, pero mejor colorín colorado, porque esto se está prolongando demasiado.

3 comentarios:

Ruben dijo...

Por eso y por otras cosas Marx no es santo de mi devoción, su "comunismo" me parece mas que eso, un capitalismo comunal

Ruben dijo...

:P aqui no iba este comentario :S, sorry

Sol dijo...

Te quiero mucho, por escribir esto.