martes, diciembre 28, 2004

TERREMOTOS, LEBNIZ Y LIBRE ALBEDRÍO
.....Estremecedoras las imágenes que presentan los medios televisivos sobre el desastre provocado por el maremoto en Asia, el tsunami que afectó a Bangladesh, Tailandia, la India, entre otras naciones, y que provocó más de 20 mil muertes. Imposible escapar al sobrecogimiento que produce un dolor ajeno tan vasto e impredecible.
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.....La fuerza de la Naturaleza se presenta sin invitación refrendando nuestra vulnerabilidad. Hechos impredecibles y terribles como aquel siniestro parecen despertarnos de un sueño placentero y colocarnos como testigos obligados de una pesadilla viviente. ¿Por qué a ellos? ¿Por qué en estas fechas? ¿Por qué en esa región? Son preguntas para las que sólo tenemos respuestas parciales.
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.....Frente a estas catástrofes, la madurez de la sociedad nos ha llevado a rechazar un pensamiento que era común en la Antigüedad: el de suponer los desastres naturales como un castigo divino. Aunque algunos filósofos griegos ventilaban hipótesis sorprendentes sobre la actividad sísmica y volcánica, la mayoría atribuía a la furia de sus dioses la frecuente actividad tectónica de la península de los Balcanes y el mar Mediterráneo. Ya en el año 130 d. C., un chino elaboró un artístico y rudimentario sismógrafo que permitía detectar la potencia de los temblores. Esto desde luego no pudo prevenir el devastador terremoto de 1556 en Shaanxi, China que acabó con la vida de 800 mil personas, uno de los peores desastres naturales de que se tenga memoria, según leo en la encilopedia.
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.....Tiene razón Heriberto Yépez cuando señala que después del destructor sismo de Lisboa en 1775, Voltaire aprovechó la catástrofe para burlarse del filósofo W.G. Leibniz, señalando que su Teodicea pecaba de ingenua y optimista al argüir que éste era el mejor de los mundos posibles; luego agrega que para Voltaire, si este era el mejor de los mundos, no tenía caso siquiera pensar cómo sería el peor.
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.....También nos dice Heriberto que otro representante de la Ilustración, J.J. Rousseau, fue más allá al señalar que si un terremoto destruía miles de vidas, ello quizá sucedía porque muriendo aplastados se salvaban de muertes todavía peores.
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.....Curiosas conclusiones las de estos afamados pesimistas culturales franceses. También resulta curiosa la sarcástica crítica de Heriberto al propio Leibniz.
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.....La reflexión filosófica (y religiosa) de Leibniz en su Teodicea, tomada fuera de contexto, puede presentarnos a Guillermo Godofredo (pinche nombrecito) como un ocioso metafísico. Por fortuna, Leibniz creó el cálculo infinitesimal y fue un incansable promotor y fundador de academias de ciencia en diversos países de Europa, dando lugar así a numerosas disciplinas científicas que permiten, entre otras cosas, determinar y medir el impacto sísmico. Inventó también los fundamentos de la calculadora (creó la primera calculadora mecánica con lo que sistematizó la lógica matemática), abriéndole brecha al mejor de los mundos posibles.
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.....Más allá de la crítica corriente que elabora Voltaire en su novela Cándido en contra de Leibniz, para éste la idea del mejor de los mundos posibles no era una cuestión que se podía abandonar cómodamente en manos de Dios. Por el contrario, en la práctica defendía la idea de depositar en el albedrío humano la responsabilidad de continuar la obra universal atribuida por él a Dios; su propia actividad científica, intelectual y política es ejemplo de su compromiso filosófico. En tal sentido, la sola actividad de Leibniz refuta aquella sentencia de Marx (Manuscritos filosóficos de 1848) que dice: "Hasta ahora, los filósofos no han hecho más que interpretar al mundo, de lo que se trata es de transformarlo".

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