miércoles, diciembre 22, 2004

MISA Y TRADUCCIÓN

...Braulio habló a mediodía. Dijo que había un contrato para cantar una misa nupcial y que había dejado recado ayer en mi celular. Mi querido Braulio, no tengo celular, ¿cómo es que me dejaste recado? Dijo que había tomado mi número de un directorio de músicos, lo que me llevó a pensar que mi nombre podría haber sido utilizado por otra persona, que otra persona del medio se llama como yo o que alguien va a obsequiarme un celular y ya se tomó la molestia de registrar mi número en cierta lista. A las tres de la tarde estaba junto a un violinista listo para echarme la misa. El párroco entró en escena dos minutos antes de las tres de la tarde, lo que indicaba que traía prisa. El violinista tuvo que empezar la marcha nupcial aún sin que hubiera llegado el pianista. Comencé a observar el comportamiento del padre y era evidente que quería terminar cuanto antes la ceremonia. Así le pasó a mi cuate Tito Amparano cuando se casó con mi amiga Marcela, el padre se aventó una misa express y apenas dio quebrada de que el coro se acomodara para los cantos acostumbrados, cortando de plano algunos de ellos. Es imperdonable esa actitud de los sacerdotes, especialmente si se compara con una boda de empresarios ricos, megacatólicos y generosos (con la Iglesia); se avientan misas de hora y media y dejan que los padres de los novios decidan el repertorio, sugieran piezas musicales especiales y se canten hasta dos Aves Marías (generalmente el de Schubert y el de Gounod). Nomás falta que les den a los novios un pase para visitar el Cielo el fin de semana. No hay derecho.
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.....En la misa de hoy, el padre prácticamente nos mandó callar la boca a la hora del Aleluya (habíamos escogido el de Mozart, que es very nice aunque ligerón). Y ni hablar, pico de cera. Hicimos mutis aunque yo no aguantaba el coraje. En estos casos, a la hora del sermón, echo abajo la cortina de la percepción y me pongo a pensar en asuntos que ni siquiera escojo. Esta vez fue el tema de las traducciones de películas. No negarán que los estilos de traducción (mayormente del inglés al español) varían de acuerdo a diversos factores: país, época, género, etcétera. Hace un par de semanas mientras viajaba con el coro al Puerto de Guaymas vi "El último samurai" con el chaparron de Tomás Cruz, el conductor programó el dvd para que los diálogos fuesen en español, es decir tanto hablados como en las "letritas" y, sorpresa, muchos de los diálogos no coincidían entre los que se decía y lo que se leía. Claro idiota, me dije, es que muchas veces el diálogo hablado se adapta a la gesticulación de los personajes, mientras que el de las "letritas" se traduce directo del guión original en inglés. Ah, bueno, me respondí, eso es, pero eso no responde mucho al problema porque muchos de los diálogos en esa movie son en japonés (¡¡!!). Después ya no quise seguir por esa ruta de preguntas y respuestas.
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.....Mejor recordé la traducción de la nueva producción de Disney-Pixar, Los increíbles, género que disfruto en la medida de que mi marciano lo permite con sus sesudas y merolíquicas digresiones en plena función. Con las voces de Victor Trujillo, Consuelo Duval y otros conocidos faranduleros, la traducción que se produjo para consumo de los mexicanos captura algo que ha tenido éxito en este tipo de filmes: la diversidad cultural y social en lo que a formas de hablar se refiere. La alternancia de regionalismos, modismos y acentos captura bastante bien la forma expresiva del habla contemporánea en nuestro país, brindando frescura y ritmo al filme. Palabras como chamba, chafa, chido... en estas altitudes siderales andaba yo cuando el codo del violinista me sacó violentamente de Multicinemas y me hizo percatarme de que tocaba cantar el Panis Angélicus. Rápido abandoné la modorra intelectual que me cargaba y me puse las pilas. Todo salió bien y la aventura concluyó cuando el novio (ya esposado) puso un pie fuera de la parroquia. Después ya no pude retomar el rollo de las traducciones.
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.....Aquí la dejo (por ahora).

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