sábado, diciembre 04, 2004

SÁBADO Y VIERNES

Es raro que los meteorólogos acierten más de dos pronósticos seguidos. Hasta es raro que acierten uno. El clima es algo serio, por eso siempre gusta de jugarles la broma y hacerlos quedar mal. Mi suegro tenía mejor ojo para anunciar un día de lluvia o exorcizar nubes; para prevenir el frío o advertir de una helada repentina. El problema es que mi suegro ya se murió. Y bueno, el caso es que hoy, obediente al pronóstico del tiempo, fui sorprendido por un chaparrón que se prolongó por horas, ocasionando que mi carro se quedara sin latido en medio del arroyo pluvial de céntrica avenida. "Se mojaron los cables". Gracias, ya sabía. No hay drenaje pluvial, bueno, eso hay que tratarlo con Dolores, la presidenta municipal que, por cierto, se apellida Del Río... por ahora necesito un empujón hasta la playa, es decir, hasta donde se encuentre la rivera de esta corriente, hasta una acera segura. Qué día.

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Anoche fui a cantar. Se trataba de un concierto de beneficencia (como todos los que da mi coro) y había que cooperar. El caso es que éste era una pirueta del DIF local para recolectar fondos en favor de las personas discapacitadas. Antes de nuestra actuación, una niña ciega de nueve años cantó con una pista la rolita símbolo de la movie El Guardaespaldas, y después un grupo de niños llamados "Amigos Dawn" bailó con una gracia inquietante una parodia de Vaselina. No me gustó. Sería que estaba bloqueado porque no deseaba sentir lástima por esas creaturas y aplaudí un poco contrariado.
Al final, después de la cena, la rifa y otros numeritos, como a las 11 y media de la noche, finalmente cantamos. El programa fue una media docena de villancicos navideños con arreglo a cuatro voces y segmentos de El Mesías de Haendel, finalizando con Aleluya. He dicho aquí que composiciones como ésta última las canto por puro gusto (otras las canto con cierta hueva). Me sorprendió que los niños Dawn que bailaron, estaban llorando y aplaudiendo. Y ahí me sentí más contrariado aún, porque una cosa es que esos chavitos con sus crueles limitaciones intenten imitar a Paulina (cuando era inocente) y rían artificial y forzadamente, y otra que experimenten una emoción tan fuerte como llorar escuchando una música tan encabronadamente lograda como El Mesías.
Alguna lección había esa noche que aún no acabo de entender.

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¿Quién ganó del Monterrey-Atlante?

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