sábado, marzo 06, 2004

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PARA NO IR TAN LEJOS

Para no ir tan lejos
he filtrado en mi cafetera eléctrica
un café deplorable

Para no ir tan lejos
he cedido mis tenis al mejor postor
y una bicicleta que quedó sin frenos.

Para no ir tan lejos
empecé a escribir una enorme carta
que no tiene fin
y me mantiene en forma.

Para no ir tan lejos
habré de confesarlo:
se trata de una carta
sin estampilla ni destinatario.

Para no ir tan lejos
tengo una suscripción de periódico,
teléfono, internet
y unas palomas mensajeras
en cautiverio.
He revelado mi domicilio a los carteros,
y ellos, a cambio,
me llaman la atención
el 12 de noviembre.

Para no ir tan lejos
eludo las agencias de viajes
y los mapas, los médicos,
las tarjetas de crédito
y los días de campo.

Para no ir tan lejos
sobrevivo en un país amedrentado
y viajo en ocasiones
a galaxias comunes.

Para no ir tan lejos
he mandado cancelar
mis travesías por las urnas de julio;
ignoro las casillas, los partidos
y los parques de diversiones;
he abandonado también los trámites
y los estadios.

Para no ir tan lejos
proscribí los números
renegué de las apuestas,
y consigné las cadenas perpetuas.

Para no ir tan lejos
Me ha dado por aceptar
que vengas a cualquier hora
a leer la carta,
a compartir el engaño
de los destinatarios.

Para no ir tan lejos
me pregunto:
¿Qué sentirá el pez curioso?
¿Dolerán acaso mis anzuelos?

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