domingo, marzo 21, 2004

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ALL'IDEA DI QUEL METALLO

Salí bien librado de mi compromiso del viernes pese al error que sufrí en una entrada que juzgaba infalible. Ya ven, los humanos somos tan chacoteros como impredecibles. De alguna manera enderecé el fallo. El hecho de que la ignorancia del público es grandiosa permite maquillar los errores de los intérpretes. Además hay pianistas que son cómplices idóneos y Daniel Villegas sabe su oficio, mi respeto por su entrega a las teclas; su destreza comprueba que una partitura no es mas que un remedo de lo que los grandes trataron de decir. El pianista puede revivir una hoja muerta ante la sorpresa de los biólogos.

Hablando de mi participación, los que sí saben dicen del pecadillo que cometí: "no te preocupes, no hay problema, hasta los grandes se equivocan"... qué elegante manera de señalar que uno no es grande, ¿no? jejeje.

El Conde (mi papel) quiere entrar a la casa de Rosina, (una JLo cualquiera, despreciable y secuestrable), y Fígaro se presta para ayudar en la empresa. El tutor es un ruco como Kant, dispuesto a dar de bastonazos al primer bribón que encuentre y, ¡Dios salve a los artistas!, Rossini encuentra la manera de burlar al tozudo. Fígaro es un diablillo de Maxwell dispuesto a todo por una buena columna de monedas y su imaginación es un volcán cuando advierte el brillo deslumbrante del oro. El conde ha de simular ser un soldado y, ¡por qué no, claro, un soldado borracho! Así el tutor aceptará dar albergue al conscripto sin la menor sospecha. Ustedes han conspirado en algo, ¿verdad?, ustedes entenderán...

Este es el argumento del dúo que cantamos Octavio y yo. Es El barbero de Sevilla. Vocalmente presenta dificultades técnicas que pueden ser superadas con tiempo y dedicación. Tiempo y dedicación son atributos que me son negados con frecuencia por diversos factores: el trabajo asalariado, la escasa preparación y la edad. Pese a todo, trato de superar estos obstáculos con optimismo y más tiempo de ensayo.

Para mi amigo Octavio Moreno el mayor de mis reconocimientos. A sus escasos veintiún años ha tenido la fortaleza para mandar por un tubo a su generación entera, obnubilada por los tormentos apabullantes de la moda, la música comercial y la banalidad. Acaso le critico su afición por el Necaxa (que por cierto goleó a las Chivas 3-0). Además, sus dotes histriónicas lo condenan a trascender el ámbito local y, si está dispuesto a transgredir fronteras y egos, podría situarse pronto en teatros afines a sus facultades. El tiempo lo dirá. Por lo pronto, dejo constancia de mi percepción sobre las semillas potenciales.

p.d. No puedo dejar de decir (el Transdiario me lo reclamaría años después), que la socia y yo participamos en el quinteto y coro del final de El barbero , con lo que se cerró el programa musical del viernes en la Escuela de Canto de la Uni. El público aplaudió de pie el número final y todos quedamos en un éxtasis tal que no tuve más remedio que llegar a casa preparame unas quesadillas con chile verde.

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