domingo, octubre 10, 2004

DISERTACIONES SIN BENEFICIO (NI OFICIO)

Por lo pronto los Mulos de Manhattan ya están en en el siguiente escalón. Jugarán contra los Medias Rojas Boston y luego a la Serie Mundial de Norteamérica (aclaro lo de Norteamérica: es en consideración a que existen equipos de Canadá). ¡Hagan sus apuestas, señores!

He dicho que nací en la frontera de México con EU, lo reitero para que lo sepan mis lectores recientes de Singapur y de Bélgica. Nací a escasos 50 metros de la línea fronteriza que hoy es un ominoso y anacrónico muro metálico ("de la tortilla" le dicen, no entiendo la metáfora, yo lo hubiera bautizado como "el muro del hotdog" ). Antes era únicamente un cerco de malla ciclónica coronado con una enredadera de púas. Para el caso era lo mismo, nosotros hacíamos unos huecos por debajo de la malla que hubiera deseado la organización de los hermanos Arellano Félix para mejorar nuestra balanza comercial. Jugábamos béisbol justo frente a esa cerca y era frecuente que la pelota se conviertiera en un involuntario foul indocumentado; era cotidiano: incursionábamos tranquilamente en territorio estadounidense sin más ambición que recoger las bolas prófugas del hit y no temíamos tanto a los agentes de la migra como a las serpientes de cascabel que abundan en aquel Desierto de Arizona. El hecho de haber tenido una infancia tan cercana a esos reptiles (los de cascabel, no la migra ni -así podrían definirlos algunos mánagers de la Liga Mexicana del Pacífico- los que bateaban de foul), y por haber estado bajo el influjo de las extrañas estrategias que alcanza a procrear el béisbol en las zonas costeras de EU, se desarrolló en mí una especie de incredulidad frente a las intenciones humanas. Por esas épocas comencé a entender que los seres humanos no siempre hacen lo que presumen que van a hacer. Dicho comportamiento, por ejemplo, pude corroborarlo después cuando estudiaba el papel de Adolf Hitler entre 1933 y 1945 (entre 1933 y 1945 era el período de examen referido, no la época en que me interesé por el tema). Posteriormente, la morfología del comportamiento se me presentó como una revelación al verificar el modus operandi de los antropólogos famosos de la década de los sesenta, cuyas técnicas sexuales no diferían esencialmente de las de los gorilas de África Central y de algunas familias de babuino, hoy extintas, de los bosques chinos.

A fin de ubicar el contexto que explica mi amor primigenio por el béisbol, agrego que, después de las experiencias señaladas, no fue sino hasta que observé de cerca la conducta de ciertos blogueros interactivos que decidí replantear mis convicciones sobre la imposibilidad de encuadrar la condición humana en un esquema fijo. Este cambio de perspectiva me obligó a reparar en los efectos alineales que puede causar la adicción al alcohol en un ser humano y los inexplicables senderos por los que puede empujar a un alcohólico la inofensiva actividad de una sucursal de AA. Tom Lasorda sería quizá generoso al analizar este extraño fenómeno del comportamiento humano, yo me declaro incompetente para dirigir siquiera al bat boy de un equipo.

Por otra parte, sería absurdo negar que fue el futbol el deporte que practiqué desde la adolescencia hasta el año pasado en que sufrí un desafortunado desgarre en el muslo anterior derecho, experiencia que me hizo posible escribir mi obra potencialmente útil titulada teoría para lanzar penalties contra porteros zurdos. Pero el béisbol era el deporte que llenaba ciertos vacíos de la familia durante mi infancia, de modo que no tengo por qué renegar de él (tampoco de la familia).

Ruego atentamente disculpen mis vaguedades.

1 comentario:

Julio Sueco dijo...

Qué onda HB, yo también crecí a escasos metros de la línea y también le dedicaba tiempo a ese deporte gabacho en mis infancia, y las mallas por igual con más hoyos que la mismísima malla, je! hasta una vez nos aperingaron pero como eramos morros todos, en fin, oiga, me dejo con la palabra en la boca amigo, chekeese este post a una demanda suya ....

http://tj.yonderliesit.org/blog/?postid=129


saludos hartisimos!