LA VISIÓN DE LARGO PLAZO

Según los sicólogos deportivos existe un síndrome de temor a la victoria entre los competidores de naciones con baja autoestima. Esta proposición considera que aquellas sociedades que estuvieron sojuzgadas por siglos de coloniaje, vasallaje o tutela política de parte de potencias, cargan un lastre ideológico que les impide sobreponerse y destacar deportivamente (al igual que en otros rubros también).

Aunque esta teoría tiene su sustento, la conformación híbrida, multirracial, de las sociedades contemporáneas está creando nuevas perspectivas en grupos sociales diferentes. Durante la década de los noventa, algunas naciones africanas emergieron como revelación futbolítica y, con contadas excepciones, a partir del mundial de Francia, este deporte parece haberse homogenizado en todas las confederaciones continentales y regionales.

El sistema deportivo de una nación es reflejo de su organización política y social. A medida que México madura como nación, su futbol se ve obligado a organizarse con una perspectiva de futuro, poniéndose especial énfasis en las fuerzas básicas. Por otro lado, en la medida en que la ambición económica y el ansia monopolista se impone sobre la calendarización y organización de torneos locales, la maduración del jugador se va por el camino equivocado.

El largo plazo será el juez que determinará si persiste la visión obtusa de los monopolios que pelean por la supremacía en la Femexfut trayendo jugadores extranjeros a granel, o si la razón y la democratización de las decisiones llevan a los directivos a apoyar la creación de un semillero de nuevas promesas y talentos locales. Chivas, Atlas, Pumas y Pachuca ya han dado el primer paso.

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