SÍ, HAY COSAS QUE NO SE HAN DICHO

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___No hablaré ahora de presión atmosférica, tampoco de profundidades diferenciadas, ni de captura de langostas o encuentros inesperados con seres desconocidos. El buceo es también una experiencia del alma, un encuentro personal con los elementos fundamentales, un capítulo íntimo donde encallan los prejuicios y se hace salobre el sentido de la vida. Flotar en un dominio ajeno y respirar como si nada ante la estupefacción de la merluzas que observan detenidamente tu curiosidad es una variante alucinante de la soledad. Porque se está solo ahí, metido en un remanso de la inmensidad, expuesto al azar de las casualidades. Es una emoción inerte, franca, rodeada de plancton, silencio de burbujas y rayos adormecidos de sol.

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___Diré tan sólo que ahora el espíritu se colma de entusiasmo festivo, algo hay de nostalgia infantil en esa emoción que flota sobre una nube de asombro y expectación, mirándose entre algas a la deriva y corazones palpitantes de adrenalina.

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___Partiremos el viernes, pernoctaremos entre la luna de junio y sus costumbres, ansiosos de despertar frente al gigante y sumergirnos luego a hurtar un par de secretos escondidos.

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¿Qué hora será entonces?

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