lunes, agosto 15, 2005

LA EXTRAÑA RELACIÓN DEL AJEDREZ Y LOS ELFOS
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___Luego de que algunos epígonos de la "nueva crítica" angloamericana decidieron cuestionar el cánon literario y poner en jaque los paradigmas que los compiladores franceses y otras especies de minuciosos habían reunido y proclamado con tanto trabajo, los estudiosos y los lectores inteligentes de la época, una que apenas si se adaptaba a la vertiginosidad de los cambios, dejaron caer una pañoleta oscura que estuvo cubriéndoles involuntaria pero diametralemente los ojos (en esto, chequen los diámetros de los globos oculares). Extrañados, descubrieron una pregunta que quedó tirada enmedio del piso luego del jaque: ¿no eran las obras "menores" -las ubicadas fuera del cánon- susceptibles de ser analizadas por la crítica literaria?. Preguntado de otra forma (porque los que se hacen ese tipo de preguntas le buscan tres piés al gato): ¿No es toda obra (regulares y malonas, como las que nosotros solemos arriesgarnos a exhibir con nuestra firma) materia prima para el análisis literario?
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___Por ahí se fueron. Descubrieron el signo y el manejo involuntario del megáfono que hace el signo, un manejo que puede pasar desapercibido apenas para una manada de sordos obsesivos. Se puso al descubierto que el signo literario grita, patalea y hace caras. y Obvio, todo lo que patalea, grita, hace caras y utiliza megáfono para hacerse escuchar, es susceptible de ser analizado.
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___Esta circunstancia hizo que el cánon se sintiera retraído, aunque semejante emoción no le era del todo ajena pues, durante siglos, el cánon fue castigado, mutilado y despreciado por autoridades, credos y legos. De hecho, no se sabe bajo que influjo mágico sobrevivió. (Llegan ahora unos elfos que nos contradicen y subrayan que muchas obras del cánon no sobrevivieron realmente. Nosotros les preguntamos que cuáles, y ellos alegaron que muchas. Luego, para azotar con un látigo cargado de bolas de plomo, semejante a los narrados por el Marqués de Sade en sus ingeniosas alucinaciones, nuestra incredulidad, sin parpadear, dicen a coro: "¡Critias o de la Atlántida de Platón!". Nosotros nos quedamos callados pensando qué tanto puede saber un grupo de elfos desaseados sobre un tema tan crucial para este texto, pero preferimos dejar pasar las cosas por temor a que tales seres pudieran convertirse en protagonistas indeseables de este relato).
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___No hemos querido saturar este espacio con fechas, nombres y términos que cobraron relevancia después en los libros de teoría literaria por un afán meramente didáctico. Preferimos regresar a la idea de la grandilocuencia del signo como fenómeno de estudio. Intuimos que si procedemos de esta manera, los elfos guardarán distancia de la discusión y tendremos el espacio suficiente para mostrar los verdaderos sujetos de este texto: la nimiedad y sus adversarios más decididos, los críticos.
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___Toda lectura guarda una posibilidad asechante: la ingenuidad, marona de la noche, la noche en la que todos los lectores son pardos.
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___Los críticos de la "nueva crítica" encendieron una linterna con combustibles desconocidos y, aunque se quemaron las manos, alumbraron en su búsqueda un cajón sorprendente que los elfos guardaban tras un baúl secreto.
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1 comentario:

Unknown dijo...

La neta a los elfos nunca les gusto jugar ajedrez, siempre prefirieron las damas inglesas.

No creo mucho en la critica literaria.