lunes, noviembre 08, 2004

LENGUA Y LITERATURA

No le sacamos al parche si decimos que ser maestro de Literatura en un país renuente a la lectura exige traer el peto y el espaldar del Quijote y un hábito sobrepuesto de un monge franciscano (incluye gorro). Analizar los motivos que propician que nuestra Nación mantenga su distancia de las Letras no es un asunto sencillo y muchas veces tendemos a hacer generalizaciones baratas sobre el tema. Más aún, intentar definir estrategias para corregir el rumbo, enseñar la fenomenología de la lengua y promover el gusto por el producto literario a las generaciones en edad escolar presenta un reto apenas acometible por la Legión de Superhéroes.

Para enfrentar esa Hidra, en Beautyfulville coincideron la Universidad y el Colegio de Bachilleres, con apoyo de diversas instituciones, para desvelarnos, del 1 al 5 de noviembre, en el Primer Congreso Internacional de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Los organizadores, en su mayoría maestros golpeados por la realidad, en un gesto de agradecimiento, dedicaron el Coloquio a la maestra emérita de la Unison, Josefina de Ávila Cervantes, una profesora que, pese a sus setenta años, sigue tildando de ignorantes a sus alumos. Esta profesora me cayó muy bien porque, además de peinar tantas canas como yo, cita con inusual flagrancia a María Callas, Descartes, Platón, y Aristóteles. Estos desplantes no hacen sino despertar aplausos del auditorio.
Que se le va a hacer.
Bueno, el caso es que alrededor de cincuenta maestros, psicólogos, investigadores, pedagogos, historiadores y críticos literarios provenientes de España, Venezuela, Colombia y Chile, así como de diversas entidades de la República, echaron la carne al asador en un inusual diálogo que tuvo como ingredientes muchas experiencias y propuestas acerca de la enseñanza de nuestro idioma y la Literatura universal.

No sé ustedes pero a mí se me antoja en este momento del partido, una pregunta crucial. ¿Por qué no leen los estudiantes? Ni siquiera nos atrevemos a saberlo, pero la respuesta parece vislumbrarse si extendemos la misma pregunta a los maestros de educación básica, a burócratas y amas de casa, a trabajadores, profesionistas y al propio presidente Fox. ¿Por qué no leemos?
Sepa la chingada.

La doctora Gloria Bordons, de la Universidad de Barcelona, erudita literaria y, para acabar pronto, chingona en la materia, planteó en su conferencia magistral la necesidad de analizar el contexto en que se desarrolla el fenómeno de la lectura y la escritura con una lupa marca Pegaso, y propuso algunas estrategias que han arrojado interesantes resultados en su país y que nosotros desconocemos por tarados.

Si partimos de que el fenómeno de la lectura obedece a principios formativos cuya sede mundial son las relaciones interfamiliares y la educación básica: preescolar, primaria y secundaria, los responsables podrían enfocar sus baterías a cambiar los paradigmas de esas instituciones sacrosantas: la familia y la educación básica.
Bueno, no se trata de aburrirlos pero, en esa dirección, algunos maestros de Español y Literatura plantearon que la obsesiva atención que se presta a la ortografía, la puntuación y la sintaxis en la formación temprana del estudiante, redunda en un distanciamiento con la lengua y la lectura. ¡Dios mío!, exclamé yo cuando escuché eso y recordé al mismo tiempo que a mi marciano favorito le exigen en pleno tercer año de primaria que relate el cuento de la cigarra y la hormiga y ¡que respete los guiones largos!
¿Cómo es eso? ¿Cómo le piden, los idiotas que elaboran los libros de texto, que un pequeño monstruo de 8 años, experto en la simbología de Yugui-o, en la terminología sorprendente de Bob Esponja y los pormenores de las tres versiones asequibles de Age of Empires, utilice adecuadamente los guiones largos propios de los diálogos?.
No la jodan. ¿Sabes qué? No mamen.
Bueno, pues los teachers interesados en la sanidad mental de sus estudiantes, explicaron cómo desarrollar novedosas experiencias en las que se propicia, sobre aquellos aspectos reglamentarios de la Lengua, la capacidad imaginativa y creativa del alumno.

Se fueron por aquí: Privilegiar la producción de textos breves, cuentos, poemas, etcétera, es decir, el desarrollo de ideas y el ensayo de formas cada vez más complejas de pensamiento por parte del estudiante, antes que la rigidez de las normas, lo que parece introducir nuevos horizontes en la enseñanza de nuestra lengua y su utilidad. (Hemos aprendido la utilidad de la inutilidad de la Literatura -si no le agarran, lean a R. Barthes-).

Un profe que me cayó rebien, Francisco René Bojórquez, de la Universidad Autónoma de Sinaloa, que pese a conocer a Francisco Alcaraz y a César López Cuadras no ha perdido la razón, planteó enfáticamente en su ponencia: “¡Ya basta de la ortografía!” Luego se destapó y vomitó su valiosa experiencia para desarrollar la capacidad de redacción y creación literaria con estudiantes de bachillerato. Las reglas son importantes, señala, pero propone responsabilizar al estudiante por su ortografía (así se libera al maestro de un pedo hediondísimo que lo libera de acideces y broncas estomacales mayores y le permite concentrar esfuerzos en conducir al educando hacia territorios más emocionantes y prometedores -como el de la creación literaria y la redacción decorosa, esa que los propietarios de blogs ya dominan-).
Ahora viene una pregunta obligada y cuestionadora: ¿Para qué invertir tanto tiempo en la ortografía si un procesador de palabras de la más modesta computadora puede señalar hasta un 90 % de los problemas ortográficos y sintácticos?

Ahora sí ya les cayó el veinte: La introducción de la computadora en la educación, es decir, la popularización de los medios electrónicos de comunicación (el internet, el chat, el correo electrónico y las páginas web -los putos blogs, pues-) está creando un curioso fenómeno en el que los jóvenes están más familiarizados que nunca con la lecto-escritura. Esto no viene sino a subrayar el hecho de que toda introducción es buena por naturaleza.
Pero bueno, el profesor Luis Alberto Soto, de la Unison, dijo artísticamente que el celebradísimo abandono de normas ortográficas en el chat constituye una “quema del mal humor” de las aparatosas reglas que el estudiante “sufre” en la enseñanza regular, lo que le permite lanzarse tras la frase "al infinito y más allá" (esto no lo dijo el profe, pero por ahí iba).

Así está la cosa, son nuevos los parámetros en los que se desarrolla el fenómeno de la lecto-escritura, como lo demuestra la proliferación creciente de bitácoras electrónicas personales (weblogs o blogs) entre jóvenes de 15 a 25 años (donde algunos rucos como yo se cuelan como la humedad). Se trata de sitios de Internet donde pueden editar y publicar de forma instantánea todo aquello que les venga en gana, miles de pendejadas e incluso buenas ideas, en un fenómeno de escritura personal más inédito que la certeza de quién fue tu padre.
Igualmente nuevas tendrán que ser también las estrategias para abordar el proceso de la enseñanza de la Literatura y la Lengua; nuevas como este mismo rollo infumable.
Buenas noches y disculpen la extensión de este problema. Dios sabe lo que hace.

4 comentarios:

Adriana Ferandez dijo...

A mi tambien me intriga saber porque los mexicanos no leemos mas. En lo personal yo leo aprox. cuatro libros por a~o. La mayoria en espa~ol y algunos en ingles. Tengo cinco a~os viviendo en EU y es notable que los americanos leen mas libros por a~o, aunque por lo regular se limitan a ficcion tipo Lord of the Rings. Si la complicada ortografia de nuestra querdia lengua es una funcion de cuantos libros leemos, eso explica la ventaja de leer en ingles. En lo personal, se me facilita mas leer en ingles porque la estructura es mas simple. Cual seria la propuesta para sobrepasar la barrera de la ortografia? (disculpa mi horrorosa ortografia pero es teclado americano)

Alejandra Mondaca / Séptimo Sentido dijo...

Muy interesante, que bueno que haya sido de provecho ese congreso y definitivamente, ¿de que sirve la ortografía si nadie lee?

Una persona que se interesa por la lectura desde temprana edad, tendrá buena ortografía como consecuencia, aún sin memorizar reglas ni repetir planas de mb y mv.

Séptimo Sentido

Manuel dijo...

¿Ensayo, como genero literario?

Manuel dijo...

Monge o monje
¿¿¿¿¿?????