ABREVIATURAS DE AÑO NUEVO

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.....Cosas que pasan. La costumbre de comer doce uvas en la víspera del nuevo año y solicitar deseos a discresión tuvimos que suplirla anoche con aceitunas. Pero los deseos, ya saben, van todos tatuados por los imposibles. Todas las celebraciones son manifestaciones de la esperanza (no se me confunda con André Manué): los cumpleaños, la Navidad, los bautizos, los actos conmemorativos, los funerales, el año nuevo, etcétera. Son expresiones involuntarias de nuestros deseos de trascendencia, de la inherente aspiración de la especie por acceder a la inmortalidad. No había uvas pero los deseos sobraban.

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.....Por eso nuestras evocaciones siempre riñen con hospitales, funerarias, pobreza y pecados capitales (ah, esos males) y, en cambio, hablan de unión familiar, longevidad del apellido, indispensable despensa y solidaridad desbordante. Ponemos un dique al dolor potencial y elevamos plegarias porque sobren aquellas cosas que American Express "no puede comprar". Yo, por ejemplo, sueño con que mi marciano favorito pueda disfrutar el jugar con una caja de cartón vacía, pero él insiste en la última versión del G-cubic o en el brazalete de combate de Yugi-o.

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.....Confieso que hubo deseos personales que no quise expresar en la mesa familiar porque aquello se hubiera prolongado hasta la madrugada y, bueno, todo tiene su tiempo, además de que la cena se enfría y el wiskey estaba en sala de espera. No crean que mis deseos son estratosféricos o sacados de la manga, no. Deseé cosas como éstas: que la persona que me corta el pelo pudiera leer la mente; que ya no sudara (yo, no quien me corta el pelo); que el Congreso aprobara entre las confituras de la Ley de Egresos una reducción de 50% en el precio de la cerveza importada; que la variación de 6 centímetros en la postura del eje de rotación de la tierra provocada por el último tsunami no afecte negativamente la producción vitivinícola del planeta; que el editor del periódico donde escribo los domingos les diera barra libre a mis textos; que resucitaran mis padres, mis abuelos, mis tíos y todos aquellos que con su ausencia me colocan en la punta del Top Ten de los decesos familiares potenciales.

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.....¿Ven? esto se hubiera podido prolongar hasta la madrugada. Por eso mejor no quiero desear nada y me inclino por callarme la boca. Con decir Feliz Año Nuevo a todos basta, con eso se abrevian muchas cosas.

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CENA DE FIN DE AÑO

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.....Una de las cosas que extraño de la Ciudad de México es la variedad de platillos que puede ofrecer. Cuando viví en el DF aprendí que en estas fechas se puede comer romeritos con camarón, bacalao a la vizcaína, tamales oxaqueños, comida poblana y muchas otras exquisiteces de otras latitudes. Eso extraño de allá. Sales de la estación Revolución del metro y te topas con unos ineludibles tacos de cabeza de res; a un costado del edificio de Teléfonos de México, se elabora una variedad de tacos de guisado que no te la acabas. En la colonia Roma, los cafés de chinos han hilado miles de romances entre humos de café, mantequillas de bisquetes y enchiladas verdes. En la carretera a Toluca hallarás tacos y caldo de borrego cocinado bajo tierra entre aromáticas hojas de maguey; en la que lleva a Cuernavaca, pruebas quesadillas y antojitos que tarde o temprano te harán volver. En la ciudad igual encuentras el sabor argentino, hindú, chino, griego e italiano escondido por ahí. No tiene fin.

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.....Por desgracia o por fortuna (no sabría decirlo), estaba de vacaciones fuera del DF cuando ocurrió el terremoto del 85. Luego del desastre no pude regresar mas que para recoger tiliches y eso fue seis meses después del sismo.

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.....La cena de Año Nuevo tiene muchos significados. De alguna manera es un castigo a nuestro Alzheimer.