lunes, enero 03, 2005

METAFÍSICA DE LAS COSTUMBRES
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...Lunes. 8:45. Hay que salir a la batalla a toda costa, pero con el síndrome postvacacional a todo lo que da y el chipichipi mojapendejos que duró todo el día en Beautyfulville, pues como que no dan ganas. Pese a todo, rompemos el grueso cascarón de fin de año (ese relax malentendido) y nos metemos a codazos a la realidad cotididana de la joda, la de la chamba.
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...Así que ya estamos plantados en lo que nos temíamos: el 2005 empieza como una continuación del 2004. Nada ha cambiado, excepto que ahora tenemos "nuevos propósitos".
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...El limpiabrisas del Tsuru no funciona. "Hey, ¿que te pasa?, más optimismo, ¡funciona!, ¿qué pues con tus propósitos de año nuevo?"
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...Vamos, el show debe continuar. Me largo en medio de la lluvia sin el parabrisas, total. En los primeros trescientos metros de marcha me veo obligado a abrir la ventana y asomarme pues la visibilidad es nula, el chipichipi no cede. (Qué tanto es tantito). Saco la cabeza para aclarar el panorama, pero, ¡qué pasa!, el vehículo que nos rebasa rocía el nuestro con una chiclosa mezcla de suciedad, mi rostro percibe instantáneamente que aquello no es "agua que cae del cielo" y mi cigarrillo se ha apagado. Hey, men, ¿cuáles fueron tus propósitos de año nuevo?, ¿bañar de lodo al prójimo?, ¿así piensas combatir el hábito de fumar?
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...No sé, algo no está funcionando.
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...Sigo conduciendo. Ahora el chavo de los periódicos aprovecha el semáforo para vendérnoslo. "No traigo cambio". Ehehe!, ¿y tu propósitode año nuevo cuál es, subir el precio del diario 20%? "Bien, quédatelo". Luz verde, adiós. Me gustó su impermeable amarillo.
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...Escucho a Elton John porque en la estación están nostálgicos, creo que la rola es "Daniel". Me dirijo a un centro comercial, las chicas de Ópticas Devlyn deben estar ansiosas por pagar sus deudas... Error. Ópticas Devlyn está cerrado. Mala señal. ¿Era un propósito de año nuevo abolir el trabajo? No sé, la lluvia está afectando todo.
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...Corro hacia el estacionamiento pues el chipichipi es obstinado. Ahora me dirijo a una empresa de carnes frías que está cerca. Ahí, otro cliente me esperaría con la cartera en la mano. Error. No está. Regresa como a las dos. Gracias, son apenas las 10:38 y no puedo esperar tanto. Me marcho porque entre mis propósitos no figura ninguna conjugación en indicativo del verbo "esperar".
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...Ahora estoy de nuevo en medio de un caudaloso río de vehículos, ni siquiera acierto a tomar el carril correcto, me dejo llevar; ese sí, un propósito de año nuevo: "Dejarte llevar". Pero tampoco se logra. Un agente de tránsito está desviando el tráfico. "Puta madre, lo que faltaba". Está inundado un paso a desnivel y ha habido, parece, un accidente tonto. Nada que hacer sino poner el funciones el propósito número 6 de año nuevo: guardar la compostura ante lo inevitable. Eso sí lo cumplimos y ni pensar en encender el segundo Benson del día, no tiene caso, ya traemos la amarga experiencia del primero.
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...El tráfico se ha atorado. Pero, gracias, Señor, ahora nos presentas una nueva prueba. Bendito seas entre todas las posibilidades, seguramente estás jugando con nosotros y no piensas en otra cosa que en prepararnos para romper algún récord Guiness u obtener una medalla olímpica. ¡Oh, sentado estás a la derecha del Padre observando nuestra idiotez!
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...49 minutos de nuestra preciosa vida se han ido por el caño del drenaje pluvial, ese que apenas sirve. Nadie se baja de su auto para protestar porque el chipichipi es una avenida de agua de chocolate. Ni pensar en abrir la ventana del vehículo porque un transporte federal cargado de cerdos se encuentra adelante soportando el año nuevo, seguro que no huele a jamón serrano. Cosas de la vida. Pasan otros minutos y, ahora sí, ¡oh, señor! se mueve el crucigrama. Salimos por una calle lateral y tomamos un rumbo inesperado, es un fraccionamiento popular que nos llevará a la libertad. El cielo se obscurece y regresamos luego, paso a pasito, por donde vinimos. Llegamos al sitio que jamás deberíamos haber abandonado. La perspectiva es una nube apagada. Pero, ¡Quéééé!, ¿es esto obra del demonio?
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...El parabrisas empieza a funcionar y ¡Santo Dios!, ¡estoy en el principio! Ahí está la realidad (esa bruja maldita). ¡Todo ha sido una fugaz ocurrencia: es el síndrome postvacacional!
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...Son las 8:45 (el tiempo es nada). La batalla está por empezar.

1 comentario:

Erika Mergruen dijo...

Las fiestas son una bengala extinta. Eres un excelente narrador de lo cotidiano. Buen año.