lunes, julio 25, 2005

EL MARIACHI LOCO
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___Chequen la hora... el vecino trajo un mariachi que comenzó con una serenata, pensé que era cosa de unas tres o cuatro canciones y que luego se iría, pero ya tiene dos horas echando grito y mi calle se ha convertido en pista de baile comunitaria: Hay botes de aluminio regados en la calle y algunos batos desfilan a lo oscuro a calibrar la vejiga. La mexicana alegría no tiene horario ni existe bando de policía que pueda sofocarla. Uno se pregunta, ¿por qué no escogieron el sábado para hacer el numerito? Digo, no me molesta, por mí que le sigan. No tengo obligación de levantarme a ninguna hora en particular y puedo quedarme aquí escribiendo, leyendo y oyendo trompetas y guitarrones hasta que la muerte nos separe. Es la ventaja de ser tu propio jefe (la desventaja es que eres el primero en resentir los descalabros del negocio, aunque queda la opción de fingir demencia).
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___Por lo demás, disfruto mucho estar escuchando historias bucólicas de tipos que por una mujer se pierden en el alcohol o se baten a balazos nomás porque la vida no vale nada. Acaban de echarse esa canción del Chano Uretra que narra al personaje caballeresco que no tolera que se hable mal de las mujeres "delante de él". Por Dios, entonces que hace en la cantina, que se vaya mejor al Instituto Nacional de la Mujer. (Conste que no soy tan misógino).
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___Son las 2 de la mañana y los mariachis callaron. Ahora sí, parece que la función ha terminado. Nos vemos al rato.
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