2003, AÑO DE (IN)CERTIDUMBRE
La cuesta de enero no nos hizo ni cosquillas; la de febrero es la que nos está matando.
Se nos ha venido repitiendo que 2003 será un año de incertidumbre, aunque eso se afirma con toda certidumbre. La guerra EU-Irak trae locos a los mercados financieros, a los pronosticadores del futuro, a la Secretaría de Relaciones Exteriores; el precio del crudo (me refiero al petróleo) es un subibaja con tendencia a la alza y las maquiladoras se comen las uñas frente a la caída de la demanda. Yo, mientras tanto, sigo pagando a 6.60 pesos el litro de gasolina roja.
De todas, la industria militar pareciera la única consentida del ominoso horizonte inmediato. Bush dice que Hussein no se va a desarmar y que la ofensiva militar es cosa de esperar tantito. Blair no quiere guerra, dice, pero no ve alternativa frente a la testarudez de Sadam, dice. La Mare Patria también apoya a EU, y Fox entre la espada y el muro de la tortilla, clamando por paz y no propiamente por Octavio. Por lo pronto ya hay 185 mil efectivos alrededor del teatro de guerra. (Compren sus boletos, la primera función ya está agotada).
Frente a esta situación yo amanezco a las 9 de la mañana con la almohada como audífonos esperando escuchar las primeras escaramuzas militares. Pero no ha pasado nada aun y acabo por levantarme: el DF sigue siendo la capital del país y el amigo de las naranjas ya está ahí con su aparato de sonido a todo lo que da.
Por cierto que veo la hora: 12:55 a.m. y aquí en Beautyfulville apenas ha empezado a llover. Leo que en TJ, Ensenada y Mexicali estas aguas ya tienen rato cayendo. Nosotros, como siempre, llegando tarde a los acontecimientos. Por ejemplo, aquí los cárteles apenas han empezado las matanzas y el PAN no gana la gubernatura todavía.
Si la incertidumbre sigue como va, no se que va a pasar conmigo. Si con certidumbre mi negocio apenas ha dado para sobrevivir y para acumular deudas preciosas, con incertidumbre tendré que emigrar con todo el circo a otro lado. El problema es ¿a dónde?. Irme a EU parece un sueño tan real como que el Cruz Azul resulte campeón del torneo de apertura (así se llama, en serio, me emociona la imaginación epifánica de la Femexfut).
Así que no parece haber muchas opciones. La incertidumbre me lleva a la certidumbre de permanecer donde estoy, hacer lo mismo que ayer y tratar de sobrevivir mañana.
Por otro lado, cada día me convenzo más de que la literatura no va a darme de comer, ni aun en el caso extremo de que escribiera algo, así que seguiré haciendo como que escribo, como que sobrevivo y como que como. Es más, seguiré haciendo como que escribo como que escribo. Si alguien entiende lo que digo o pasa por momento de reflexión similar (resequedad cerebral), por favor escríbame a mi correo electrónico y explíquemelo.
Eterno Retorno preguntó, yo contesto: Enrique Santos Diccépolo no se escribe Enrique Santos Diccépolo, se escribe: Enrique Santos Discépolo.
Buenos días, aprovechen el miércoles, está de oferta. Viva la incertidumbre.
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