miércoles, febrero 12, 2003
LAS LETRAS NO VAN A CADUCAR
Las letras van a caducar, escuché. Yo digo que algunas, pero no todas. La W ya está chocheando (pero mientras haya vochos...) y hay otras como la K que ya no aparece ni en la versión última del Scrabble. Claro, muchos blogueros y usuarios del messenger han puesto en boga la K al utilizarla como muletilla virtual en sustitución de la QU, de modo que hay K para rato.
El caso es las tres decenas de letras que leemos y escribimos a diario han sido vehículo de revoluciones, cataclismos políticos, renuncias, despidos, cartas de amor eterno, rupturas literarias, recetas de cocina y hasta declaraciones de amor entre escritores de diversas regiones del país. Es que las letras, acomodadas de cierta manera, duelen, sacan roncha y hacen recordar algún día festivo de mayo.
Las imágenes son más mudas. Las letras comoquiera se acomodan, se adaptan, se escupen, se graban en una cripta para siempre y hasta duermen en la orilla de la playa sobre una lata vacía de cerveza. Aguantan todo, hasta algunos desabridos que piensan que las letras son cómplices de la mediocridad.
Por eso digo que las letras no van a caducar. Además observo que son felices viajando a la velocidad de la luz en un medio que les garantiza que jamás terminarán encendiendo calentadores de agua o sustituyendo la pata quebrada de un buró. En ese medio el único riesgo que corren es el de ser plagiadas por algún iluso que quiera prepararse una sopa de letras.
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