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EL TOP ONE HUNDRED DEL BLOG EN ¿ESPAÑOL?
No tengo palabras (puras letras). El blog más engranado, Atalaya, nos ha situado en el lugar cincuenta y tantos (primero 53 y luego, al día siguiente, 59), tras consultar algunas agencias especializadas en rastrear el zipizape bloguero. Aunque no se si reir o llorar, agradezco la información y la distinción, pues significa que estamos entre los 100 blogs más visitados (yo preferiría que fuesen los más leídos, pero bueno, no se puede tener todo). Gracias a todos los y las compas que me visitan, generalmente son los mismos a los que visito yo. Tenquiuverimach. Felicidades al Rafa, al Yépez, al Bruno, al Alberto Ch., al Morcillo, a Ashakira, a la Frida crocante y otros con los que no he cruzado palabra, por mantener su rating.
Me gustan los blogs con movimiento diario aunque no esté de acuerdo con sus puntos de vista, con sus gustos o pasatiempos. Si escriben bien, soporto desde adolescentes con prurito genital, chicos malos del barrio, poetas en vías de rehabilitación, críticos resarcidos, hasta las peores basuras del universo. Por mi parte, lo confieso, me inclino mucho por el humor en la escritura, aunque esa musa suele abandonarme seguido.
Como nunca he querido poner un contador en mi blog, la información de Atalaya me da una idea del tráfico que tiene Humphreybloggart. Considerando que este sitio apenas acaba de apagar su primera velita, y de que en Beautyfulville los blogueros se cuentan con los dedos de una mano, asumo que va bien. Por su propia condición, el blog que tiene actividad sistemática va creando lectores. Existen blogueros buenísimos (algunos hasta escriben libros) que no sienten mayor simpatía por el ejercicio bloguero y abandonan el tiraleche a medio camino. Otros, como A. Chimal, por ejemplo, han sorteado la difícil tarea de combinar el monitor y el papel con excelentes resultados.
Por mi parte, no pierdo oportunidad para encandilar ingenuos y marearlos hasta que arman su propio blog. Pienso que en un futuro próximo esta forma de comunicación-edición-publicación tendrá un peso más influyente en el mundo de la comunicación escrita. En fin, nada está escrito .
("Humphrey, primero no tenías palabras, luego nos mareas con un discurso terrible, y ahora nos fulminas con un nada está escrito, ¿qué pretendes?" -Nada, en serio, se me chispoteó-).
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