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LA CITA DE HUMPHREY
Ultimamente (Jmport, ¿lleva acento? A wevo, es ultraesdrújula), ¿últimamente qué?, ya se me olvidó. En serio. Bueno, no es de extrañar, en algún lado se me ha mencionado como prescursor de la escritura alzheimer, pero no alcanzo a recordar quien lo dijo. (“Humprey, si esto se considera un chiste de esos que los gringos recomiendan al inicio de todo discurso serio, estás perdido” –Lo reconozco, estoy perdido y además olvido todo, por ejemplo... mmmh, ¿en qué iba?, ah sí!, en “últimamente”, aunque, permíteme decirlo, los gringos no son recomendadores confiables-).
Ok: Últimamente he visto muy calmados los ánimos en la blogósfera inmediata. Algunos blogueros se ven medio apáticos, otros así como resentidos, otros totalmente ajenos al problema hidráulico que presentó el artefacto terrícola que amartizó en Marte (“¡Humphrey, te has enredado en el alambre de púas del pleonasmo!” -¡Nooo!, trato de multiplicar el léxico de las legiones que vienen a visitarme- “Bonita forma, estúpido, además cuáles legiones, ¿no sería más propia la expresión: el problema hidráulico que presentó el Oportunity?” –Bueno, pues, mejor dilo tú-).
=Está bien, disculpen la falta de coherencia de Humphrey, trataré de explicarlo yo, a sabiendas de que la primera presentación de esta idea pudiere haber sido tomada con alguna dosis de incredulidad.
La facultad se veía desierta cuando mi amigo Ángel C. llegó a la cita. Ángel es físico de profesión y recientemente presentó ante la plana mayor de astrónomos de la Universidad una ponencia sobre el comportamiento de la órbita de Ceres (para aquellos doctos en querer saber, Ceres es uno de los fragmentos planetarios que orbitan entre las circunnavegaciones de Marte y Júpiter). Buscaban ponerse de acuerdo acerca de las implicaciones políticas y filosóficas de la exploración en Marte en curso y, al mismo tiempo, corroborar algunos de los misterios fotográficos del Hubble. Para mi sorpresa, Ángel no sabe nada de fotogrametría espacial, pero conoce al dedillo la teoría estelar de Kepler. Sin embargo, y pese a la abundancia de conceptos que Ángel domina, las leyes keplerianas que determinan el comportamiento del sistema solar (sin desconsiderar las contribuciones de Gaus en la materia) no eran el motivo de la cita. La reunión de Humphrey con Ángel (aclaro esto porque yo no estuve ahí, me encuentro aquí solamente intentando aclarar el panoarama), obedecía a una inquietud más modesta: tratar de explicar qué demonios había pasado con el carrito explorador llamado Spirit (también con el artefacto Beagle, de manufactura europea). Bien, Ángel expuso lo siguiente, y lo diré con la laconicidad de un escritor francés:
Los terrícolas son obtusos. Los estadounidenses son más obtusos. Los obtusos son generalmente estadounidenses (incluso han creado a McDonald’s). La obtusuidad ha contagiado a los europeos (por eso hay tanto McDonald’s en el mundo). Ángel no es estadounidense. Tampoco tiene nada en contra de ellos (menos contra los europeos, excepto contra Blas Piñar). Los carritos fotográficos terrícolas son construidos con materiales propios de la atmósfera. Estos carritos son sensibles a la temperatura y presión gravitacional. La temperatura y presión de Marte son diferentes a los de la Tierra. En la Tierra se simulan las condiciones de Marte. Toda simulación es falsa. Esa en especial. Lo falso lleva al error. Errar es humano. Los sentidos engañan. También los científicos de la NASA tienen sentidos (casi todos –los científicos no los sentidos-). Les han explotado seis cohetes (y dos torres). El Spirit refleja los errores a que son proclives los humanos. Pese a los errores, el espíritu de especulación humana rebasa los límites de sus posibilidades físicas (que?????? –eso dijo-). Entender los errores produce optimismo (ajuuuum). El optimismo es un azadón buscando la verdad en la Tierra. Es un acertijo saber si el azadón a funcionará en Marte. Esto lleva a cuestionar si el Spirit era optimista y también por qué Ángel no estudió psicología en vez de física.
Bien, esto es todo lo que me contó Humphrey acerca de esa charla. Cumplo con ponerlo aquí al pie de la letra. Ultimadamente, ustedes la interpretarán como mejor convengan.=
Ultimadamente, ¡claro, esa era la palabra!: Ultimadamente, no últimamente, perdonen la digresión.
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