martes, enero 27, 2004

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NOSOTROS SOMOS LOS MARCIANOS DE BRADBURY

La parafernalia alrededor de las noticias sobre Marte puede entenderse desde la perspectiva de una competencia política. Los europeos ya entraron en la carrera, ese es un nuevo elemento. Bush ha anunciado un programa “ambicioso” de exploración y viajes tripulados, pero en el fondo es una respuesta demagógica. Es una parodia del Sputnik de fines de los 50s, cuando la competencia era contra el empuje de la Unión Soviética. Hoy no existe “la amenaza comunista”, en su lugar se ha parapetado la Unión Europea con su cábala de intereses.

No pierdan de vista que el cerebro de Bush es demasiado pragmático, es decir talla small, como para pensar en cosas grandes. No entiende las implicaciones de la empresa. (Me imagino a un filósofo moderno hablando con Bush sobre el tema de los cambios paradigmáticos, jejeje).

Para Bush todo esto no es sino una apuesta en Las Vegas, un volado con una moneda de dos caras iguales. Quién llegará primero. Esa es la cuestión. No sabe a dónde, ni se preocupa por averiguarlo. Él sólo quiere saber quién lo hará primero, cualquier cosa que eso signifique. Los europeos (excluyo al Conan Doyle moderno que es Sir Blair) ya se dieron cuenta de los parámetros del juego y van a entrarle a pesar de sus limitaciones. Eso es lo que mueve a la Casa Blanca. La competencia implícita.

Por otro lado: el asunto de la exploración de Marte puede considerarse en un sentido una simulación. Las fotos recibidas en la Tierra son secuencias de tomas acumuladas o armadas para ofrecer un panorama inteligible, como lo denomina Heriberto Y. Pero las fotos son apenas una de las fuentes de información, aquellas que puede “percibir y entender” el público. Otros niveles de información, como pueden ser variaciones de temperatura, captación de rayos infrarrojos y ultravioleta y otros rayos (incluyendo al Rayo de Jalisco), reflexión y refracción de la luz sobre la superficie, etcétera, son un asunto de carácter científico y militar, vedado en cierta medida al “público”. En cuestión de descubrimiento científico y tecnológico siempre ha sido la misma gata a lo largo de la historia, no hay nada nuevo.

Estamos de acuerdo en que deben procurarse otros niveles de inteligibilidad distintos al actual, en muchos sentidos orientado más por el pragmatismo prevaleciente en los gobiernos y culturas involucradas que por un afán de investigación o descubrimiento legítimos. Personalmente no pienso que exista una visión absurdista en los investigadores al pretender que Marte sea otra Tierra. Las razones son obvias. La colonización, si se entiende la connotación del término, será una extensión del conocimiento humano a fin de ver más allá de Marte. El “Planeta Rojo” no es el objetivo. América no era el objetivo. La idea es extender un dominio inteligente sobre los límites impuestos por la ignorancia –expresión de la imperfección humana-, un dominio terrícola (inteligente es sinónimo de terrícola, pues en todo el universo no se encontrará “pensamiento inteligente”, excepto en las películas inspiradas en Ray Bradbury y su visión terromórfica). Paradógicamente, estamos condenados a ser los "marcianos" que van a otros mundos con su vida "inteligente" en inicuo plan de conquista. Bradbury y otros cienciaficcionistas no hicieron mas que proyectar las propias tendencias humanas. Las de colonizar, las de conquistar, las de meterse en camisa de once varas. Ja, nosotros éramos esos marcianos.

El problema para la raza humana pensante es la interogante: por qué este afán exploratorio no se realizó hace 30 años. Las razones exceden el terreno meramente científico que luego comentaremos.

¿Qué hora es?

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