miércoles, agosto 18, 2004

SOBRE EL PLACER DE ENSEÑAR

Teoría literaria. La materia me gusta mucho, especialmente porque nadie está de acuerdo en su definición y menos aún en su propósito. Es cómo preguntarnos: ¿Cuál es el papel de la literatura en la sociedad actual? La respuesta puede ser "depende"; o bien, "muchos".

Aunque para poquísimos la literatura es un modus vivendi, para algunos es un negocio redondo o un puesto en la nómina burocrática; para unos pocos objeto de estudio; para muchos un área de enseñanza; para la mayoría un reducto de entretenimiento (sin soslayar que esa mayoraía es en realidad una minoría del total de los alfabetizados).

Para empezar habría que determinar qué queremos decir con "literatura", y es en ese punto donde se desatan las primeras conflagraciones. En el remoto caso de que nos pusiéramos de acuerdo en una definición sencilla y útil como "es una manifestación artística expresada a través de un texto", podríamos escudriñar otras interrogantes relacionadas. Sin embargo, la definición anterior además de ingenua, peca de lacónica y subjetiva. Por eso es aconsejable no intentar jamás tener la última palabra sobre el tema.

En mi caso prefiero, eso sí y ante todo, a los textos antes que a sus autores; a los escritores sobre los teóricos; a los teóricos sobre los críticos; a los críticos sobre los burócratas de las letras. Guardo especial aprecio por aquellos que se atreven a enseñar literatura aunque en cierto modo los compadezco tanto como los aliento. Hay un maestro admirable de literatura que advierte antes de comenzar el curso: "en realidad yo vengo aquí a divertirme". Me simpatiza.

¿Que hora es?

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