miércoles, agosto 04, 2004

COSAS VEREDES SANCHO

Recién me entero de los desfiguros que realizan algunas autoridades culturales y universitarias de Ciudad Juárez para despedir de su cátedra de Lectura y Redacción en la Universidad de CJ a nuestro camarada bloguero Arturo Ramírez Lara, conocido en la blogósfera por su bitácora El diván.

El enjuague, típico de las taras de nuestra burocracia tercermundista, corre a cargo de la maestra Beatriz Rodas que regentea el Programa de Estudios Lingüísticos y Literarios de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Sería tristísimo que el rector de la UACJ, Felipe Fornelli Lafón, se ensuciara la mangas de la camisa con este batidero (especialmente si usa manga corta).

La Betty Rodas no escapa de los que dijimos en el post anterior: la mentira, la simulación y la farsa, pues al comunicar a Ramírez Lara las causas de su despido alegó la falta de presupuesto para el semestre entrante. Lo curioso es que el anuncio ocurre una semana después de celebrarse una reunión entre autoridades del Instituto Chihuahuense de Cultura para discutir el contenido de los textos de El diván en contra de Josefina Sandoval, la que manda tocar las rancheras en el área de literatura del ICHICULT.

La amonestación que escurrió de esta reunión culminó con la decisión de despedir al autor de El diván como profesor de horas sueltas en la UACJ. Entonces, la verdadera causa del despido no es la falta de presupuesto, pues no se ha anunciado recorte a otros mentores, sino las opiniones que vierte el maestro Ramírez Lara en su bitácora electrónica y que salpican algunos olanes de la acomodada vida culturera juarense.

A Arturo lo conocí en el Coloquio de Literatura que organizó la Universidad de Sonora en octubre de 2003. Ahí se destapó con un picudo ensayo sobre La Rambla de Vallejo y tuvimos ocasión de cotorrear largo y tendido acompañados por JM Portillo, Lola Dorantes y unos vinillos tintos. Para mi gusto, El diván es uno de los blogs con más humor en la blogósfera mexicana; su estilo es tan original como sarcástico y, quizá el mayor mérito de su autor es carecer de pelos en la lengua (como se sabe, éstos son sumamente incómodos) y de no guardar reverencia a ningún tótem de la República de las Letras. Échenle un ojo.

Desde aquí nos solidarizamos con los derechos profesionales, académicos y de libre expresión de nuestro camaradísima Arturo Ramírez Lara.

¡Show time!

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