domingo, agosto 15, 2004

EUFORIA-DEPRESIÓN, NUESTRO DEPORTE NACIONAL

El ánimo de los reporteros lo dice todo. México no levanta en los Juegos Olímpicos de Atenas y todo parece reducirse a las posibilidades medalleras de Ana Gabriela Guevara y Fernando Platas. Resulta absurdo buscar culpables de los tropiezos y sería ilusorio encontrar una explicación convincente a nuestra actitud frente a la derrota y al triunfo.

Los medios informativos se ven desconcertados y sus enviados no pueden evitar el rictus cabizbajo que los ambarga. Los competidores se muestran desconfiados, avergonzados y tristes, y lo que debiera ser una fiesta deportiva se convierte en una pesadilla reincidente.

Nuestras interrogantes sobre la "identidad nacional" aparecen a flor de piel y tendemos a olvidar una serie de factores que son telón de fondo en toda manifestación del "ser nacional", esa furiosa hidra. La vida nacional está signada por toda suerte de conflictos políticos, electorales, sociales y aún de género; echen una ojeada en los pasillos culturales de cada estado. Lo vemos también en las cámaras legislativas, en el IFE, en los propios partidos políticos y por supuesto en las confederaciones deportivas donde los celos, la envidia y la lucha carroñera por becas, premios y prebendas se manifiesta a todo nivel.

Pese a su riqueza y sus ricos, este es un país pobre. Pese al optimismo artificial del presidente Fox, carecemos de una cultura de competencia; quienes ascienden lo hacen "a la mala", usufructuando el esfuerzo de otros y aprovechando la desigualdad preponderante. En ese sentido, poco tenemos de democráticos y preferimos mantener una falsa imagen apuntalada por la conveniencia de los medios informativos predominantes.

Los triunfos "nacionales" generalmente se magnifican desproporcionadamente. Se entiende, estamos escasos de ellos. ¿Cómo asumimos los triunfos de una atleta como Ana Gabriela Guevara? ¿Con cuánta exageración se asumen las victorias de la selección nacional de futbol?De igual forma, las derrotas son el naufragio en nuestro orgullo y parece que la aparición de los deportistas anunciando productos comerciales fuere la premonición de su fracaso. Cosas del libre mercado. Así están las cosas y no parece haber remedio en nuestro entorno cercano.

¿Qué hora es?

No hay comentarios.: