martes, agosto 03, 2004

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HABLANDO DE A MENTIRITAS

"Sé que tu cariño no es sincero"
(Fragmento de La Mentira -remix de Víctor Iturbe-)

La gente no es buena inventando pretextos. Se nota cuando miente y, lo peor, no se esfuerza para mentir. Miente cuando no desea visitas que considera incómodas, cuando no quiere pagar sus deudas, cuando ha decidido no cambiar planes, cuando elabora currículumes, cuando solicita tarjetas de crédito, cuando dice la edad, cuando narra "su vida", cuando se da un jodazo en público y pretende no sentir dolor, cuando postea, cuando ha tenido una desilusión amorosa. Asume posturas, es decir, miente sistemáticamente. La mentira suele disfrazarse de exageración, de pose aceptable, de "versión", de sesgo tendencioso, de verdad contundente.

El mentir se ha convertido en una vocación natural; es un modus vivendi del actual sistema de vida, ese que procrea el individualismo a ultranza y somete al individuo a realizar una doble vida. Al individuo se le impone un modelo que "funcione", uno basado en eludir la verdad y "acomodar las cosas". La cosa es que la verdad ya "no funciona", resulta contraproducente. Lo que funciona son las mentiras piadosas.

No está tan errado quien asegura que las relaciones sociales en nuestra sociedad son en realidad una relación de neuróticos. Vean al Presidente, hagan un historial de su relación con Martha Sahagún: era su secretaria, su vocera de prensa, su amante, su esposa, su gestora social, su candidata a la Presidencia. ¡Una cadena insostenible de mentiras alrededor de eso! Ahora aseguran ambos que se van a ir al rancho a disfrutar de la familia. Por Dios, quién va a creer eso.

Y así, de ahí para abajo. La doble vida de los personajes públicos, muchos de ellos arquetipos morales, se derrumba bajo el hipócrita manejo de los videoescándalos. Luego, Televisa y TV Azteca se convierten en el gran Big Brother mediático que señala qué es la Ley y qué la jurisprudencia. Durante décadas han manipulado la información y especulado con la verdad, y ahora se proclaman adalides de la razón.

Las elecciones, las encuestas, el dinero de las campañas, las carteras de los candidatos. Todo, vil mentira, versiones torcidas de la realidad, chapuzas tras bambalinas, manipuleo de verdades editadas.

No sé exactamente cómo la sociedad ha de sobrevivir a este destino autoimpuesto, pero entiendo que la literatura y el arte, como en otras épocas, tiene una tarea frente a este magma eruptivo, porque, al final, cuando el humo de la catástrofe se diluya y vuelvan las cosas a su cauce, cuando la esperanza regrese por esos senderos cubiertos ahora por la hierba seca de la desilusión y el desaliento, sobrevivirán las obras de los artistas y su reino no tendrá fin.

("Humphrey, ese tonito de ministro de La luz del mundo lo único que hará es ahuyentar a los pocos lectores que te soportan". -Chin, y cómo se borra todo este post... voy a perder puntos-).

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