martes, agosto 24, 2004

MITO Y LENGUA

La lengua me libera. En serio. Letras y fonemas me ofrecen espacios que Voltaire (ese retórico confundido) no hubiera imaginado. Observa esos bosques amplísmos. ¡Ve los campos insospechados en los que el entendimiento se soba los nudillos!

¿Has oído hablar de redención? ¡Claro que has oído! Pero no celebro lo que te hayan dicho sobre el tema, Te han mentido. Escupe, te hará bien. No sabes nada y temes ante lo ignoto. Pues bien. sábete esto: lo ignoto empieza mañana temprano, antes de que despiertes. Nada habrá que te salve de la duda, acéptala. Acéptala como se acepta al hijo de tu amante, ese hijo tuyo: un ser glorioso y potencial, concebido en un éxtasis irrepetible.

Ahora, redimido, cae de hinojos. Reverencia al futuro que no te pertenece. Ese que acaso será generoso cuando has salido de la fila. Reza por él, porque el futuro, pese a todo, te pertenece aunque sea prestado. Vive ese instante y reza.

Algún día
cuando te hayas ido
el eco insuficiente de tus oraciones
beberá agua en el pozo
y, más allá de lo que crees ahora,
asumirás con humildad
el cruel significado
de ser polvo mortal del universo.

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