viernes, agosto 13, 2004

SOBRE UN TEMA DE MARCO ISLAS

La anécdota alcanza su valor únicamente en el mercado de futuros.

La anécdota no existe sin el futuro, sin embargo y aunque parezca un contrasentido, como ejercicio del presente la anécdota carece de futuro.

La anécdota es post mortem, adquiere vida gracias a que es un hecho que ya descansa en paz.

No dejamos descansar en paz al pasado, por eso creamos la anécdota, otra ironía.

El recuerdo no existe sin la anécdota. La anécdota tiene un mayor significado del que hemos supuesto.

El recuerdo sí existe sin la anécdota y aunque esto parezca contradictorio con la premisa anterior, revela que esa premisa anterior no es mas que una anécdota mal situada, un recuerdo nebuloso del pasado. Así son la mayoría de las anécdotas.

La anécdota es una representación de una realidad que ya no existe. Como tal, la anécdota es ficción pura, representación schopenhaueriana con todo y su relativo porcentaje de verdad.

La nota periodística es la anécdota más presuntuosa que puede existir. Finge verosimilitud a sabiendas de que competirá con anécdotas gemelas y antónimas.

Ser anecdótico es una modalidad chabacana de mentir.

No hay comentarios.: