viernes, agosto 13, 2004

¿SON AUTÓCTONAS LAS LENGUAS AUTÓCTONAS?

En una ocasión escuché el discurso de un campesino oaxaqueño que hablaba mixteco. Durante su alocución, el orador mencionó algunas palabras en español, recuerdo “tractor”, “organización”, “Confederación Nacional Campesina” y “carretera”, entre otras.

En México se han realizado diversos intentos por parte de la Secretaría de Educación Pública y otras instituciones gubernamentales para publicar libros de texto en náhuatl, tarasco y otras lenguas. Esta acción se suma a otras que, así lo manifiestan, buscan preservar la pureza de esas lenguas y mantener también intactos los usos y costumbres de esas comunidades. Algunos interpretan este enfoque como una forma de mantener la pureza étnica indígena.

Resulta un anacronismo hablar de tal “pureza” en virtud de que prácticamente ninguna comunidad indígena ha permanecido ajena a la influencia de otras culturas no indígenas. Tengo a la mano el ejemplo de la tribu seri que habita en la Isla del Tiburón y la costa central del estado de Sonora. La mujeres de esa tribu colectan conchas y caracoles y obtienen algún beneficio de los turistas que merodean esa zona; algunos varones de la tribu se dedican a la pesca o a labrar una especie de madera fina de color oscuro llamada palofierro. Sin embargo, quien visita la comunidad seri se encuentra con muestras visibles de la intromisión de una cultura ajena: casas de block con receptores de televisión Sky, camionetas y vans; las mujeres visten de forma autóctona y los hombres de mezclilla, camisas a cuadros y botas vaqueras o tenis Nike. Una buena parte de la comunidad habla el español y muchos de esos indígenas han emigrado a los Estados Unidos en busca de empleo. Por sus propias razones, las dependencias de turismo y algunas ONGs prefieren ignorar estos elementos y mantener una perspectiva más bien hipócrita sobre el asunto.

No veo la forma en que pueda detenerse el avance del progreso “occidental” en esa y otras comunidades del estado (yaquis, mayos, etcétera), ni cómo pueda detenerse la paulatina desaparición de los usos y costumbres autóctonos. Los yaquis quieren tener automóvil, televisión, ir al cine y tomar cerveza Tecate. Claro, también bailan la danza del venado cuando las autoridades acuden a visitarlos y en Semana Santa, esa otra influencia postconquista.

En tal sentido, considero una batalla perdida pretender “oficializar” las lenguas maya, náhuatl, tzotzil y otras, con el propósito de preservar las culturas indígenas. La historia no tiene reversa. Una cantidad abrumadora de palabras de uso cotidiano en el idioma español corresponde a objetos, situaciones, acciones, etcétera, que fueron creadas o concebidas en el siglo XX, muchas de ellas tomadas de otros idiomas. Esas palabras, como en el caso del discurso del indígena oaxaqueño, carecen de traducción a las lenguas autóctonas y tendrían que enseñarse en español, del mismo modo en que el castellano adopta anglicismos todos los días.

Esto nos lleva a pensar que enseñar a los niños indígenas “su propia lengua” como tal resulta imposible, pues tal lengua obedece a una forma cultural en la que ni siquiera existe el concepto de “libro”, el objeto con el que pretende enseñarle “su propia lengua”. Los conceptos de salón de clases, escuela, estructuras de enseñanza, horarios occidentales, tarea, etcétera, son formas impuestas sobre la “pureza étnica”.

Los movimientos indigenistas, especialmente los que artificialmente crean ONGs para preservar los “derechos indígenas” son un contrasentido absoluto incluido el licenciado Guillén; de cierta manera son los más absurdos contaminantes de aquello que pretenden preservar.

(“Humphrey, no digas que vas a volver a tus posts larguísimos y aburridos”. –No, yo no digo nada, nadita-).

No hay comentarios.: