sábado, octubre 08, 2005

ABIGAEL BOHÓRQUEZ, POETA DE ESTOS LARES

(Dicen que murió de Sida, yo sé que murió de amor).

Siguieron hoy los homenajes a Abigael Bohórquez. La presentación de Heredad, antología provisional 1956-1978, reedición a cargo de El Colegio de Sonora y el Instituto Sonorense de Cultura, fue una elegía a la trascendencia de la obra Bohorquiana. ¡Ah, nuestro culto a los poetas muertos!

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___La primera edición de Heredad (tengo una copia que me autoriza a decir: tengo una copia) se publicó en la Ciudad de México, en junio de 1981. En esa primera edición, resaltan, a manera de prólogo, unos versos que dicen:

Abigael Bohórquez,

poeta centelleante,bárbaro poeta del norte y de todas las latitudes,

de todas las floridas blasfemias,

del harapo y del pan,

de la soledad, de la compañía,

de Laura, de la sagrada ira,

de cierta inmundicia política y de cierta luminosidad,

oh poeta, ah poeta,

te leo con la fiebre y la brutal borrachera.

Te leo y te miro y te admiro

y como tú

también ando en pos del aire de la libertad.

¡Salud, poeta hecho y derecho,

poeta a semejanza de la poesía!

Los versos están firmados por un tal Efraín Huerta y fechados el 13 de agosto de 1969.

Lo digo no porque deseemos colgar todo este circo de la fama del terco de Efraín, no. Simplemente se trata de ubicar los mares por donde Abigael anduvo a la deriva. Más allá de todo lo que digamos, Abigael sentirá mayor deuda con Carlos Pellicer o con García Lorca y en su tumba habrá epitafios en lenguas intraducibles escritos por él mismo.

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___El maestro César Avilés y el doctor Miguel Manríquez abordaron las diversas hebras de la poesía que el autor reunió en ese compendio. ¿Cómo escapar de lo declamatorio armado con la benevolencia del verso libre? Preguntará César Avilés en la presentación de la segunda edición, para ubicar los alcances y límites de sus anhelos artísticos.

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___Abigael era homosexual, pero su compromiso era con la poesía no con sus preferencias. Abordaba el amor desde el rigor de sus sentidos, pero su lente observaba al individuo antes que a sus inclinaciones. Eludía hablar de "su" vida para hablar de "la" vida. Por eso trasciende.

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___Pero bueno, si sigo diciendo más sobre Abigael se pensará que mi cercanía familiar con el autor me lleva a influir en los lectores acerca del peso específico de su poesía.Mejor los dejo con él:

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CARTA ABIERTA A LANGSTON HUGHES

"Los belgas me cortaron las manos en el Congo.
Me linchan en Texas.
Soy un negro".
Langston Hughes

...

No estoy de humor, Langston Hughes, esta mañana,

para escribir, fingiendo criptocracia,

que alguien llegó para esteserasíquedarenmiyomiento

pero hubo rosas ay rosasarmientos;

no estoy de humor, de verdad,

para escribir lo mismo,

que desde tiempos sumerios

me han caído en los hombros de las langostas del día del trabajo,

largo trabajo de pensar un poco y qué pensar

y no pensar en nada;

por lo contrario, estoy de humor para decir agravios;

porque es fácil decir que la tormenta

trae su banda de guerra por el Este,

que se derrumba el aire con la lluvia

que luego es nada más y nada menos;

que el hombre es del tamaño de su sueño

y del tamaño de su libertad;

que todo esto le ha dado un poco de valor al llanto;

pero hoy no tengo humor

para que pueda permitirme un verso de cultos lenocinios;

hoy estoy pobre pobre;

estoy de amor por los agravios,

y recordar contigo, Langston Hughes,

de puerto en puerto,

algo que vino tirando sangre desde África

y que en el mundo libre de Yorch Wachin not

sigue tirando sangre sobre Lincoln

y la Declaración de Interferencia

y la declaración universal de los pertrechos del hombre.

No nos hemos sentado aún, Langston Hughes,

siéntate,

te había esperado tanto:

te he querido,

si quieres abrazarme, abrázame.

Te debo anticipar que soy alguien,

pero ahora nigger (voz norteamericanaque quiere dar a enteder algo pateado),

estoy de humor para decir agravios:

le doy camino libre a mis recuerdos,

tomo el verso vedado y lo hago día,

me sacudo paisajes que me uncían,

abro el libro que el miedo había cerrado,

me echo a rodar y que arda la palabra

y que prendan su fósforo los ojos.

Aquí me tienes, Langston,

Aldebarán de Harlem.


(Estamos solos,
Ciudad del Cabo,
Arkansas,
Mister Fsubus,
Alabama,
Texas:
estercolero, Langston,
de tu América
de beatas tumefactas
y curas come-negros
en el nombre
del Espíritu Santo):

aquí tienes mi mano, Hughes, poeta
de arcángeles furiosos;
o ¿dirás que no es cierto, Langston,
que escribieron
que a principios humanos y a leyes religiosas se atenía
el comercio de negros?
¿Qué en The negro as a beast eres un simio,
que por la lynchocracia
se te incendia el pulmón y la palabra,
se orinan en tus sueños,
te hacen vivir en úlceras de asco,
y viene y te remacha la miseria
el Ku Klux Klan?
Deja decir, Langston Hughes, a Norteamérica,
si, yo, un greasy mexican
que también como tú tiene su sitio, en otra silla, aparte,
aparte aparte, baby, y otro andén y otro mote,
y un letrero de heridas,
y un cartel de dormidos aborígenes, que quisiera
partir en dos su insaciabilidad,
escupir su extensión coasto to coast,
ir a apedrear su imperio de lunáticos,
darle un abrazo de ametralladoras
por cada latigazo
y cada palo con que te congratula,
y cada restaurante y cada escuela
y cada trolebús que te prohíbe;
y por cada derecho que te niega,
y cada libertad que te limita,
deja decir, Langston Hughes,
a Norteamérica:
The most shiny land under the sun
(violentas carcajadas)
que quisiera,
por cada siglo en los que enflaqueciste
a golpe de macana,
sirviendo de escupidera,
limpiando mingitorios,
lustrando sus zapatos trashumantes
del número diez,
por cada siglo en los que levantaste
sus terrazas de acero,
por cada negro soldier que llevaron a Europa,
a Corea, a Pearl Harbor, a Vietnam,
a las grandes guadañas,
a las erectas bayonetas,
deja decir Langston Hugues, a Norteamérica:
¿Para qué, entonces, la ridícula estatua de la Libertad,
si todavía, mil novecientostanto y siempre,
stinky negro,
se te obliga a llevar una bomba de tiempo
dentro del corazón?
Estallará.
Que estalle. Ya. Júralo que estallará.
No nos hemos sentado aún, Langston Hughes,
siéntate,
te había esperado tanto, te he querido,
si quieres abrazarme, abrázame.
Cómo es que se te puede despreciar,
niño ondulante y rítmico,
de la voz más caliente y más amada;
cómo es que te revientan en cerebro
a los pies de la estatua de Abraham Lincoln;
partner de oscura tinta:
cómo se que se te puede castrar,
matar a garrotazos junto al Mississippi,
en Little Rock,
en Georgia,
en Carolina,
muchacho hermoso,
de cabellos planchados sobre el luto;
y a tí, mujer elástica,
cómo es que te mancillan tus derechos,
cómo es que te dan a comer lo que les sobra,
lo que han perdido de alguna cinta métrica,
in the evening when the sun goes down?
Ay, Langston Hughes,
porque ya no soportan su petulancia
y su esquizofrenia,
porque ya no hallan qué hacer con su edificio
del Rockefeller Center,
sus Naciones Unidas y su cerro magnate Mount Rushmore
en Dakota del Sur,
porque ya no hallan qué hacer con ellos mismos,
y su marines power,
y su gay power,
y su army power,
y su TV power infiltración desvergonzada,
y sus cosmodrogados y sus escaramuzas
super color super reparto super duración super intriga
indoamérica adentro,
negro estatuario,
negro Jesucristo,
ahora más te quiero,
fuerza negra adelante,
si quieres abrazarme,
abrázame.


***


¿Llegaron hasta aquí? Bueno, felicidades, ahora ya conocen a Abigael Bohórquez, poeta de estos lares. "Dicen que murió de Sida... yo sé que murió de amor".

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante nota. ¿Es buena la antología, entonces? Me dan ganas de comprarla. Aunque no lo conozco demasiado, hay ciertos poemas de Abigael que me gustan mucho. Ya veremos. Un saludo.

PD. Gracias a tu nota, he desempolvado mis discos de Óscar Chávez y estoy escuchando ese maravilloso poema a la vez que cuento en dos planos de José Martí que es La niña de Guatemala.

Magda Díaz Morales dijo...

Ya te he enviado un correo-e con lo solicitado.

También he puesto los datos para poder ayudar un poquito a los dañados por el Stan, ojalá podamos hacer algo, por pequeño que sea, creeme que está espantoso por estos lares.

Saludos, y gracias.

nacho dijo...

Javier, dejé un comment en tu blog. (La niña de Guatemala, buena versión en voz de Óscar Chávez).

Magdita, gracias por visitar, hoy llevamos (la family)ropa a un centro de acopio para ayudar en algo al desastre del sureste. En la semana te envío un texto por correo.

Gracias por venir.

HB

Roberto Iza Valdés dijo...
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